Se creará además un Consejo de Estabilidad Financiera, integrado por miembros de los principales organismos de control del sector, el Tesoro, el Banco de Inglaterra y la FSA, que se encargará de evaluar posibles riesgos en el sistema.
En una batería de medidas calificada de «totalmente inadecuada» por los conservadores, que piden que el poder se centralice más en el Banco de Inglaterra, destaca también una nueva función para la FSA, que deberá elaborar un informe anual sobre cómo los bancos cumplen las directrices sobre el pago a los ejecutivos.
Junto con la Oficina de Competencia, la FSA también velará por la entrada en el mercado británico de nuevas entidades financieras, tras los diversos conglomerados bancarios surgidos a raíz de la crisis.
Además, en línea con lo anunciado ayer por la Unión Europea, se exigirá a los bancos que hagan provisiones de capital en tiempos de bonanza para tener reservas con vistas a futuras pérdidas, además de limitar la asunción de riesgos en la concesión de préstamos.
De cara al ciudadano, Darling anunció una ampliación del Programa de Compensación de los Servicios Financieros, que avala ante la posible pérdida de los depósitos bancarios.
También se pondrá en marcha una línea de información financiera nacional que estará sufragada mediante una tasa al sector bancario, anunció el ministro.
Regulación «más robusta»
Darling dijo que el sistema financiero necesitaba una regulación más «robusta», y que «los bancos y otras instituciones financieras deberían estar mejor dirigidos».
«Necesitamos un cambio de cultura en los bancos y sus juntas, con prácticas salariales enfocadas a la estabilidad a largo plazo, y no en el beneficio inmediato», declaró.
Ahora, añadió, la FSA podrá penalizar a los bancos cuyo sistema de remuneración incentive demasiado el riesgo.
Las iniciativas del Reino Unido se enmarcarán dentro del plan de reforma financiera aprobado por la Unión Europea, cuya principal novedad es la creación de un Consejo Europeo de Riesgos Sistémicos encargado de preservar la estabilidad del sistema financiero comunitario.
El otro pilar del modelo europeo es el establecimiento de tres nuevas autoridades supervisoras para los sectores de banca, bolsa y seguros, que deberán fijar reglas comunes para todos los países y facilitar la cooperación entre los supervisores nacionales, además de controlar a las agencias de calificación de riesgos.
Aunque, en caso de desacuerdo entre supervisores nacionales, las decisiones de ese tripartito serán vinculantes, a petición del Reino Unido en ningún caso podrán derivarse de las mismas consecuencias presupuestarias para los Estados.
Además, los organismos nacionales seguirán encargados de la vigilancia diaria del grueso de las entidades financieras.
La Asociación Británica de Banqueros (BBA) saludó hoy las medidas del Gobierno británico para favorecer «una mejor estabilidad financiera».
Por su parte, el portavoz liberal demócrata, Vicent Cable, criticó que el Ejecutivo haya mantenido «un sistema de responsabilidad fragmentado (entre la FSA, el banco central y el Tesoro)» y pidió que los grandes bancos sean divididos para limitar el riesgo que suponen para el sistema.