No obstante, The Washington Post recuerda que AIG no está obligada a pedir permiso a Feinberg para el pago de bonificaciones, pero afirma que la aseguradora pretende contar con el respaldo del Gobierno para realizar estos pagos y así evitar las iras de la opinión pública estadounidense.
En concreto, Feinberg cuenta con autoridad para determinar los salarios, bonificaciones y planes de jubilación de los ejecutivos de las empresas rescatadas por el Gobierno, como Citigroup, General Motors o la propia AIG, pero en el caso de las primas propuestas por la aseguradora, el ‘zar’ no tiene capacidad para prohibirlas ya que corresponden al ejercicio 2008.
«Nos gustaría sentirnos cómodos sabiendo que el Gobierno está cómodo con lo que hacemos», señalaron fuentes de la aseguradora, que destacaron el elevado grado de escrutinio al que se somete «cada cheque» de la compañía.