El que fuera apodado a finales del siglo XIX como «el mayor espectáculo del mundo» por uno de sus fundadores, P.T. Barnum, moverá su pista al viejo continente a partir de octubre con un equipo de 130 personas. Hasta septiembre desarrollan su espectáculo en la carpa del circo de Coney Island, en Nueva York, tras lo que llegarán al Viejo Continente para visitar Italia, España y Alemania.
En España actuarán en Sevilla (del 5 al 8), Málaga (del 12 al 15), Valencia (del 19 al 22), Madrid (del 26 de noviembre al 6 de diciembre) y Zaragoza (del 10 al 13 de diciembre). El mexicano Vázquez lleva 36 años dedicado a los elefantes. Primero comenzó en un circo Atayde de México y luego se trasladó a Sudáfrica y a Sri Lanka para entender al paquidermo en su entorno natural.
Desde hace tres años se mantiene en la cumbre de su categoría: el circo Ringling, que llega cada año a doce millones de espectadores. Pese a las polémicas imágenes que colocaron a las asociaciones protectoras de animales en contra de las prácticas del circo más importante de Estados Unidos, Vázquez asegura que «ahora se aplica más la psicología del animal. Se ha creado una conciencia. Antes se creía que se tenía que dominar al animal con golpes».
Así, él habla de los diferentes caracteres de las tres hembras de elefante asiático con las que confecciona su espectáculo. «Uno tiene que estar en contacto 24 horas al día con los elefantes. Pasar a ser parte de su grupo. Les provee lugar, comida y agua y empieza a ser el líder de la manada». Así, es él el que se adapta a ellas y no al revés. «Las observaba en sus juegos y éstos consisten en agarrar la cola de su mamá, subirse encima de otros elefantes, tumbarse y levantarse», un ritual que recrea en la pista con tres ejemplares de sexo femenino. «Para ellos es un juego por el que además son recompensados», asegura.
Un brunch de Paco Roncero
A su llegada a Madrid los elefantes de Vázquez tendrá una sorpresa: allí disfrutaran de un brunch que les preparará el chef español Paco Roncero. Entre la presencia de búlgaros, rusos y finlandeses, la aportación latina al mundo del circo comienza a abrirse ahora tras años de excesiva especialización.
«México era famoso por los trapecistas y Colombia por los alambristas, por el ‘globo de la muerte’ -una estructura circular en la que realizar acrobacias-, pero ahora el circo se ha generalizado» asegura Vázquez.
Como ejemplo de lo anterior, los hermanos estadounidenses de origen argentino-brasileño Erwin y Melvin Urias han optado por una disciplina distinta: conducen motocicletas personalizadas de 100 centímetros cúbicos a 96 kilómetros por hora dentro de un globo de acero que tiene tan solo 5 metros de ancho.
Así, recogen el testigo de tres generaciones mientras preparan ya a sus hijos para conformar la quinta.»Nuestro bisabuelo fue el primero en fabricar esta esfera, que tiene ya casi cien años», explican los hermanos, que han conseguido involucrar en el espectáculo a sus respectivas parejas sentimentales: Olga y Fiona.
«El circo es una extensión de la familia e intentamos ayudarnos los unos a los otros para que el espectáculo sea mejor», asegura Erwin, y desde que nacieron han formado parte del universo Ringling. Por eso, es para ellos «un orgullo ser los primeros en llevar a Europa el espectáculo de Ringling» y, en cualquier lugar, ser uno de los números estrella del show, del que forman parte desde que tienen doce años.
Mientras el humor preside gran parte del atractivo de Ringling, de su parte corren la tensión y el riesgo, otra manera de enganchar al público y de impresionar a los más pequeños. «Todavía tenemos miedo y eso es lo que nos mantiene alerta, porque nunca debes tener perfecta confianza en tu número porque siempre hay algo que puede fallar», concluye Melvin.