«Tanto EE.UU. como China buscan una relación positiva, constructiva y global, un nuevo nivel de asociación bilateral a alto nivel, lo que realmente se adapta a las necesidades del momento. Los dos países tienen ideologías, sistemas políticos y niveles de desarrollo económico totalmente diferentes, pero su relación se ha vuelto más práctica después de experimentar altibajos en las últimas décadas. Es todo un milagro.»
«La China actual se merece una posición equivalente a la de EE.UU. en el diálogo y la cooperación bilaterales. Hace 30 años, el PIB de China era tan sólo de 176.000 millones de dólares, una parte muy pequeña del total de 2,5 billones de EE.UU. Ahora China se ha convertido la tercera mayor economía del mundo después de EE.UU. y Japón. Hace 30 años, la subdesarrollada y aislada China comenzó su proyecto de reforma y apertura, y ahora se ha convertido un país poderoso que desempeña un papel cada vez más importante y activo en la comunidad internacional».
«Sin embargo, hay que reconocer que queda todavía un largo trecho por delante para que los dos países forjen una confianza común y aborden de forma eficaz los numerosos desafíos que afectarán al desarrollo próspero de sus relaciones bilaterales. El diálogo estratégico y económico es un buen inicio pero a continuación vendrán las duras negociaciones sobre asuntos delicados.Que China y EE.UU. puedan dar lugar a un nuevo milagro en los próximos 30 años depende enormemente en esfuerzos sinceros y duraderos por ambas partes. Ambas partes deben prepararse bien para dedicarse a este proceso».