En un comunicado emitido desde su sede en Londres, la organización pro derechos humanos considera «vital» que haya «presencia internacional» en el proceso para defender los derechos de los acusados.
En opinión de la secretaria general de AI, Irene Khan, el proceso no parece ser más que un «juicio espectáculo» que el líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Ali Jameneí, usa para deslegitimar a los manifestantes que tildan de fraude la reelección de Mahmud Ahmadineyad en los comicios presidenciales del pasado 12 de junio.
Amnistía subraya que las imágenes retransmitidas por la televisión iraní, en las que se ve a algunos acusados confesando o disculpándose, han «aumentado los temores a que muchos de ellos puedan haber sido torturados o maltratados tras su arresto y hayan hecho esas declaraciones en el tribunal bajo una extrema coacción».
Alrededor de una treintena de personas murió -según cifras oficiales- y miles más fueron detenidas durante los disturbios que estallaron tras los comicios del 12 de junio, cuyos resultados no acepta la oposición.
Más de un centenar de ellos está siendo juzgado por un tribunal revolucionario de Teherán, que los acusa de espionaje y conspiración con potencias extranjeras para propiciar lo que denomina «una revolución de terciopelo».