«Al contrario de Irak, donde Estados Unidos se lanzó a una guerra casi solitaria, Afganistán fue una guerra de consenso, todavía con resaca del 11 de septiembre. Hoy en día nadie aprecia a los talibanes. Se cometieron algunos errores: nunca se apostó por una reconstrucción del país, los señores de la guerra continúan por allí y los daños colaterales nunca permitieron que la población viese a los militares extranjeros como libertadores».
«Los talibanes tienen ahora más fuerza, la comunidad tiene que encontrar una solución a pesar de las bajas, es su credibilidad la que está en juego y la propia seguridad internacional».