El Director Adjunto del aeropuerto de Barajas, José Sanz Dodero, ha manifestado al cumplirse un año del siniestro que se ha instalado un único teléfono interno de comunicación de emergencias, el 66112, y ha anunciado que se va a remodelar la «sala de crisis». «Fundamentalmente lo que se está haciendo es revisar los procedimientos para ver si se pueden incluir nuevos medios para que todo funcione mejor», ha señalado Sanz Dodero.
Se estudia la instalación de GPS, con los planos de la plataforma y pistas del aeropuerto, en los coches de bomberos, del SAMUR y de emergencias de la Comunidad de Madrid para que les sea más fácil llegar al destino, añadió. Sobre la reestructuración de la «sala de crisis», desde la que se supervisa la seguridad del aeropuerto y se coordina una situación de emergencia, José Sanz anunció que «ya ha salido el expediente para su reforma y las obras se iniciarán en breve».
El Director Adjunto de Barajas reconoce que en determinadas situaciones de emergencia esa sala «es muy difícil de manejar porque hay demasiada gente. Es necesario separar a los distintos grupos de trabajo para que tengan intimidad suficiente para hacer su labor».
Se necesitaban zonas con mayores fuentes de información
Detalló que la tarde del 20 de agosto de 2008, «los responsables de los ministerios de Interior, Fomento y todos los que intervenían en la emergencia tenían que tomar decisiones y hubieran necesitado algunas zonas con mayores fuentes de información y más separados del resto».
Después del siniestro, algunas voces cuestionaron la seguridad del aeropuerto madrileño y su plan de emergencias, lo que el pasado mes de junio negó el ministro de Fomento, José Blanco, que dijo que según los expertos Barajas tiene una «magnífica» seguridad aérea operacional. Blanco negó haber puesto en duda la seguridad operacional de Barajas y especificó que, en unas declaraciones previas, estimó que la «funcionalidad de la terminal 4 debe mejorar».
José Sanz Dodero recordó que el Plan de Emergencias de Barajas forma parte del de la Comunidad de Madrid que comprende un proceso de mejoras continuo. Cuando no ocurre nada, este plan consiste en la realización de simulacros: uno cada dos años de emergencias aeronaúticas, uno anual de emergencias en edificios y un «sin fin» de pruebas parciales, sobre el papel y de comunicaciones.
Destacó que «si después de un simulacro se analizan los ejercicios para establecer mejoras, tanto más se hace después de un accidente» mientras recalca que se han celebrado varias reuniones de todos los participantes en el plan y «estamos a la espera de tener todas las conclusiones definitivas».
Momentos muy dolorosos
Al cumplirse un año del siniestro, Sanz Dodero, reconoce que el equipo directivo del aeropuerto está viviendo momentos muy dolorosos. «Hemos vivido experiencias muy malas: atentados, el cierre de una compañía aérea, etc…, pero lo que más huella nos ha dejado ha sido el accidente de este avión. Ha afectado a muchas personas y hemos tenido que vivir de cerca la desgracia de los familiares».
Por ello, ha expresado su deseo de «saber estar» al lado de las familias de las víctimas y de los supervivientes, a los que han facilitado toda la ayuda que han requerido para organizar los actos de homenaje a los fallecidos que tendrán lugar en el aeropuerto madrileño el próximo 20 de agosto.