lunes, enero 20, 2025
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Habrá grupos españoles en la construcción de todos los tramos lusos del AVE Lisboa-Madrid

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Frente a la ofertas rivales de los consorcios Elos y Altavia, dirigidos por grupos portugueses (Soares da Costa y Brisa, en el primer caso, y Mota Engil en el segundo) y también con participación española (ACS y Sacyr, respectivamente), la propuesta de FCC es de lejos la más competitiva: 1.870 millones de euros, con una diferencia muy notable en relación con las ofertas de Altavia y Elos, que fue respectivamente de 2.198 y de 2.310 millones de euros. Y lo mismo pasa con la renta que el Estado tendrá que pagar al concesionario por la manutención de la infraestructura durante 40 años: Ferrovial reclama 10,7 millones de euros anuales, Altavia 12,2 millones y Elos 12,4 millones.

La oferta del consorcio TAVE Tejo liderado por el grupo de Esther Koplowitz con una participación del 30% y que integra las constructoras italianas Impreglio (25%) y Cimolai (5%), las portuguesa Conduril (10%) y Ramalho Rosa (controlada por FCC), etc., mejora incluso el precio base de licitación de 1.928 millones de euros fijado por la gestora de la red de alta velocidad lusa Rave. Ferrovial tenía previsto presentar una oferta, al frente de un consorcio luso-español donde ostentaba una participación del 60%. Sin embargo, a la última hora cambió de parecer, argumentando que la inversión exigida era demasiado alta, con lo cual carecía de «interés estratégico».

Puesto que el precio computa en un 50%, por encima de las soluciones técnicas (30%) y de los riesgos de inversión y otros (20%), el consorcio de FCC tiene ya prácticamente garantizada su participación en la fase final, frente a Elos o Altavia, puesto que la short list, de cara a la presentación de la best offer definitiva, tendrá solo dos concursantes. Eso es lo que pasa ya con la construcción del primer tramo del AVE Lisboa-Madrid, entre Poceirão y la frontera española: Ferrovial participó en el concurso, pero su oferta fue descartada, quedando finalistas los consorcios Elos y Altavia, cuyas best offer finales están siendo negociadas ahora con el Rave.

Sin embargo, ante la ‘cruzada anti-AVE’ desarrollada por el Partido Social Demócrata (PSD) de Manuela Ferreira Leite, que cuenta con el apoyo manifiesto del presidente de la Republica Aníbal Cavaco Silva, también del PSD, el gobierno socialista no tuvo más remedio que aplazar sine die todo el proyecto. Elos, Altavia y TAVE Tejo tendrán que aguardar ahora los resultados de las elecciones generales del 27 de septiembre: si consigue la mayoría, el PSD tiene previsto proceder a une «revisión drástica» de prácticamente todas las grandes obras del «régimen socialista», empezando por el desarrollo de la red lusa del AVE (Lisboa-Madrid, Lisboa-Oporto, Oporto-Vigo).

La tesis del PSD es que ante la gravedad de la crisis y el peso desmesurado del déficit y de la deuda publica, hay que poner freno a la «megalomanía» de los socialistas: la inversión prevista entre 2008 y 2020 es de 30.000 millones de euros, y alcanzaría los 50.000 millones hasta el 2050. Además de la red del AVE (9.000 millones de euros) y del tercer puente sobre el río Tajo en Lisboa (1.700 millones) está la construcción de 1.500 kilómetros de nuevas autovías y autopistas (4.000 millones) y del nuevo aeropuerto internacional de Lisboa previsto para 2017 en Alcochete (3.100 millones), que esta siendo también muy cuestionado por el partido de Manuela Ferreira Leite.

Sin embargo, el tema del AVE es el que más sale a la palestra en la campana para las legislativas del 27 de septiembre. Con lo cual, todo el asunto está muy politizado y tiene la opinión publica lusa muy dividida y perpleja: hace unas semanas, 28 prestigiosos economistas lusos (en la lista figuraba algún antiguo ministro socialista de Economía y Finanzas), publicaron un duro manifiesto en contra el AVE, pero pasados unos días, otros 51 expertos igual de prestigiosos e «independientes» hicieran lo propio, pero a favor del proyecto. Así, nadie piensa seriamente que con el PSD en el poder Portugal quedará descolgado para siempre de la red europea del AVE.

Hay que recordar, además, que el proyecto del AVE Lisboa-Madrid, cuya puesta en servicio está prevista para el 2013, tiene ya garantizada financiación comunitaria por 1.300 millones de euros, no fue una «invención» de Sócrates: el proyecto es el fruto de acuerdos internacionales, luso-españoles, firmados además por gobiernos social-demócratas, como el dirigido por Durão Barroso antes de ocupar la presidencia de la Comisión Europea… y que tenía a Manuela Ferreira Leite al frente de las Finanzas. Y está también el tema de la seguridad jurídica de los contratos, lo mismo que el peso de los costes asumidos por los consorcios que se presentan a los concursos públicos.

En lo que llevan quizás razón Manuela Ferreira Leite y Aníbal Cavaco Silva, es que ante la gravedad de la crisis económica y la situación de las Finanzas nacionales, Portugal tendrá que ponderar mejor el interés «económico y social», la urgencia y la rentabilidad de las grandes obras proyectadas, empezando por el desarrollo de la red del AVE, la construcción del nuevo aeropuerto internacional y los 1.500 kilómetros de nuevas carreteras. Además de representar una carga muy importante para las futuras generaciones, ocurre que el 70% de la inversión ya comprometida desde el 2008 y la prevista hasta el 2014, tendría como plazo de ejecución la próxima legislatura…

Lo único prácticamente que se salva de la «revisión drástica» que el PSD promete realizar, en el caso de que recupere el poder perdido en el 2005 y que tenga una mayoría lo suficiente amplia para resistir a la presión de las grandes constructoras, es la construcción de una decena de complejos hidroeléctricos (4.580 MW de potencia y 5.000 millones de euros de inversión) ya adjudicados, unos a EdP y otros a Iberdrola, y en los cuales la eléctrica española tiene previsto invertir 1.700 millones de euros. Y lo mismo pasa con algunas infraestructuras ya en la fase de ejecución, como el túnel de Marão (30 kilómetros) cuya construcción fue adjudicada a Somague (100% Sacyr).

La cruzada del PSD contra el AVE Lisboa-Madrid está siendo utilizada por aquellos sectores nacionalistas minoritarios y que viven de espaldas a nueva realidad social, política y económica: reconocen que Portugal no puede quedar fuera de la red de alta velocidad europea, y sin embargo ven por todos los lados la amenaza del «centralismo español». El AVE luso, dicen ellos, tendría que servir los intereses estratégicos de Portugal, y eso solo será posible si conecta con Europa utilizando el pasillo más directo y tradicional, vía Salamanca e Irún, sin pasar pues por Madrid, como si lo que estuviera en juego fuera la vuelta a la época de Felipe II.

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