El juez Baltasar Garzón dictó ayer una orden de busca y captura contra Aranalde, después de comprobar que la etarra se había dado a la fuga. El magistrado, que regresó el lunes de sus vacaciones, decidió a última hora de la tarde de ese mismo día revocar la libertad provisional de la que disfrutaba la miembro de ETA por orden del juez Eloy Velasco -que sustituía a Garzón durante su ausencia- y dictar su ingreso en prisión, indicaron las mismas fuentes.
Cuando las Fuerzas de Seguridad del Estado se dirigieron a su domicilio en la localidad guipuzcoana para detener a Aranalde no lograron localizarla. Tras comprobar que la etarra se ha dado a la fuga el juez. La Fiscalía de la Audiencia Nacional presentó el pasado viernes un recurso en contra de la decisión del juez Velasco y solicitó, además, que se le impusieran a Aranalde mayores medidas de seguridad para garantizar que la terrorista no huyera del territorio español, como finalmente ha sucedido.
El Ministerio Público recordaba que Aranalde fue detenida en Francia, adonde había escapado cuando formaba parte del comando K-Zelatun, lo que podría facilitar que lo hiciera de nuevo. Pedía también que las comparecencias impuestas fueran diarias, en lugar de semanales.
Aranalde fue entregada a España el pasado martes después de cumplir en Francia una condena por asociación de malhechores. A su llegada a la Audiencia Nacional se comprobó que la documentación que la acompañaba se refería únicamente a una de las dos causas por las que se la investiga, un delito de tenencia de explosivos. No existía, sin embargo documentación sobre la otra investigación en marcha, sobre su participación en la colocación de varias bombas durante el Puente de la Constitución de 2004.
Velasco decretó su ingreso en prisión por esta acusación de posesión de dinamita y le impuso para eludir la cárcel una fianza de 12.000 euros, que fue abonada por su familia. El Juzgado responsable de la otra causa se vio impedido de dictar medidas en su contra ante la carencia de papeles.
Juanes defiende al juez Velasco
En declaraciones a la Cadena Ser, el presidente de la AN indicó que tanto esta decisión de Velasco como la tomada por su compañero Baltasar Garzón, que revocó la libertad y ordenó el ingreso en la cárcel de la miembro de ETA, «se atienen a la Ley de Enjuiciamiento Criminal y resulta difícil someterlas a un control gubernamental porque se enmarcan dentro de la independencia judicial».
Destacó, además, que no resulta «inusual» que entre distintos tribunales se produzcan decisiones contradictorias. «Hay resoluciones que son muy difíciles de explicar pero no es la primera vez, ni será la última que un juez dicta una resolución y otro tribunal puede tener un criterio distinto, forma parte de la mecánica jurídica», dijo.
Agregó que la decisión de Velasco se ajustó a la Ley al margen de que «guste o no guste o aunque hubiera podido adoptarse de otra forma».
Críticas a Garzón
La imposición por parte del magistrado de la fianza que permitió la salida de Aranalde de la cárcel fue criticada por el juez Garzón que advirtió en el auto por el que ordenada el encarcelamiento de la etarra que existían indicios suficientes para haber acordado prisión contra ella la semana pasada, después de que fuera entregada a España por las autoridades francesas.
Garzón defendía que los hechos por los que su Juzgado obtuvo la entrega de Aranalde (integración en ETA y tenencia de armas y explosivos con fines terroristas) comportan un grado «elevado» de riesgo de sustracción a la acción de la justicia «teniendo en cuenta que la entrega de la procesada no ha sido voluntaria».
En este caso, agregaba el magistrado «se cumplen todos los requisitos exigidos por el Tribunal Constitucional para que su prisión sea con carácter incondicional y no sujeta a fianza».
Recordaba asimismo a su compañero Velasco que el juez «debe velar, exclusivamente, porque la procesada no se sustraiga a la acción de la justicia, riesgo que, en este caso, sólo se concita con la prisión provisional incondicional de la misma».
Decía también Garzón que no debe olvidarse que Aranalde ya huyó de España y que «existe la posibilidad más que probable» de que cualquier momento, de estar en libertad, «pueda volver a la actividad en el seno de la misma, a la que no ha renunciado, ni expresa ni tácitamente».TRI