El filme, que se exhibe dentro de los eventos paralelos de la sección Orizzonti y que se proyecta este sábado por primera vez para el público que acude a la Mostra, fue presentado este sábado por el propio autor, a quien acompaña en Venecia la sobrina del poeta Laura García Lorca, sensiblemente emocionada con este homenaje.
«Ha sido la Fundación Federico García Lorca la que me hizo la propuesta de hacer esta intervención y he aceptado por dos razones fundamentales: porque Lorca es un personaje del arte contemporáneo y porque ha sido una figura de referencia en la Guerra Civil española», dijo este sábado Portabella durante la rueda de prensa de presentación de la cinta.
«Estos elementos han sido decisivos para que me decidiera a hacerlo, y además el hecho de que he sido productor de una película de (el director español Luis) Buñuel, muy próximo a Lorca. En definitiva, ha sido un privilegio», añadió.
Una película de símbolos y vacío
La cinta de Portabella es una película de símbolos y de vacío, de silencio, para conseguir que el espectador alcance su propia interpretación particular de las imágenes y rinda su propio homenaje al poeta.
«La idea era dejar el vacío para que todo visitante pudiera hacer su propia interpretación. El cine tiene la tendencia de llenar de ruidos que explicitan los pensamientos. Y yo creo que el espectador debe hacer y terminar la historia según sus experiencias», comentó el cineasta.
Y a esa nada se llega después de observar cómo durante veinte minutos un equipo de mudanzas desaloja la casa en la que Federico García Lorca (1898-1936) solía pasar sus veranos, hasta quedar completamente vacía y en silencio, tras lo que se dará paso al almacén en el que serán guardados los recuerdos de la familia.
Todo en las imágenes de Mudanza contiene un significado y un sentido que va más allá del mero retrato audiovisual con movimientos de panorámica y de «steady cam» del traslado de unos objetos que aún hoy siguen emocionando a Laura García Lorca y a su familia.
De entre todos los símbolos, destaca la ausencia de cualquier diálogo o música, ya que el sonido ambiente es el único acompañante del espectador en este paseo por los recuerdos de uno de los más importantes literatos españoles.
Los gritos de unos niños que parecen provenir del jardín de la Huerta de San Vicente o el canto de unos pájaros que se agolpan fuera de la casa serán los introductores del público en este paseo por la residencia de verano, para después dar paso, progresivamente al más absoluto silencio.
Simbólica es también la manera en la que un retrato del poeta es sacado de la casa: un especial y cuidadoso embalaje sirve, según explicó el propio Portabella, para ofrecer a Federico García Lorca esa especie de entierro simbólico y formal que nunca llegó a tener. Al menos esto es lo que el cineasta ha querido que interprete su público.
Y junto al cuadro, el piano de cola, que es sacado de la residencia de verano de la familia de un modo muy cuidadoso y que termina en un almacén junto al resto de objetos, entre los que destaca también una cama, símbolo del sueño eterno al que obligaron a Federico García Lorca con su fusilamiento en los primeros meses de la Guerra Civil española (1936-1939).
‘Everstill/Siempre todavía’
es la respuesta audiovisual que Portabella, quien preside el jurado de la sección Orizzonti en el Festival de Venecia, dio a la invitación del comisario Hans Ulrich Obrist para participar de algún modo en la exposición temporal Everstill/Siempre todavía.
A pesar de su breve duración, las imágenes del vaciado de la casa en la que el poeta veraneaba en Granada aún siguen emocionando a su sobrina y dejan en la Mostra veneciana algo de un artista, según Portabella, «de trascendencia internacional».