Hugo Silva es uno de los protagonistas de Agallas, un thriller que se estrena el próximo viernes, en el que interpreta a un delincuente recién salido de prisión, Sebastián, que decide buscar empleo en una pequeña empresa gallega de productos del mar con la intención de aprender de dueño, Regueira (Carmelo Gómez), ya que está metido en negocios turbios y tiene mucho dinero.
Hugo Silva cree que gracias a Agallas, cinta dirigida por Samuel Martín Mateos y Andrés Luque Pérez, el cine negro «se pondrá de moda en España» o al menos «nacerá un tipo de cine de entretenimiento con oscuridad». «El arte en general -añade- se mueve por modas, por eso no hay cine negro en España».
es una historia llena de giros y su personaje es «una composición que no se parece en nada» a sus trabajos anteriores ni a él mismo. Por eso, cuando le llegó el guión y teniendo en cuenta que el cine negro es su género preferido, pensó: «esta película la tengo que hacer como sea».
El actor madrileño se ha fijado «en los niños, en los perros callejeros sin amo y en las ratas» para dar vida a Sebas, un joven analfabeto emocional con mucho instinto, e incluso estuvo por primera vez en la cárcel visitando a un antiguo «amigo del barrio» que cumplía condena, para darle más credibilidad a su personaje.
Interpreta el tema central de la película
Hugo Silva, que ha tocado en dos grupos de música diferentes, interpreta también el tema central de Agallas, aunque lo hace sin la intención de «sacar ningún disco o ganar ningún Grammy», comenta riéndose que «tan sólo ha sido una gamberrada, un guiño al público del propio personaje».
Preocupado por la crisis que vive el cine, el actor madrileño dice tener «mucha fe en el cine español», porque tiene la certeza de «que los profesionales de este arte son muy competentes» y está «seguro de que poco a poco se va a ganar al público español otra vez».
Silva, que ha desarrollado la mayoría de carrera profesional en televisión -Paco y Veva y Al salir de clase-, cree que la inmediatez de la pequeña pantalla es «algo malo y bueno a la vez», porque es muy veloz, pero permite «conocer a la perfección el personaje» que se interpreta.
En los largometrajes -acaba de finalizar el rodaje de la comedia romántica Que se mueran los feos, de Nacho G. Velilla- cree que «los procesos son mucho más largos y tienes mucho más tiempo para concretar el personaje», subraya Silva, pero admite lo que más le gusta es «el contacto con el público en el teatro», sobre todo por «la adrenalina y el ‘aquí y ahora'», y espera poder volver pronto a escena.
Cine negro pero con toque español
Los directores Samuel Martín Mateos y Andrés Luque Pérez presentaron este miércoles también Agallas en rueda de prensa, junto a Hugo Silva y Carmelo Gómez, y comentaron que, tras siete años de preparación y con una larga carrera televisiva a sus espaldas con programas como En cartelera, su ópera prima tenía que pertenecer «al cine negro, pero con toque español».
Para Carmelo Gómez, el rodaje de Agallas, que se llevó a cabo en 50 localizaciones distintas y durante 38 días en Galicia, lo más difícil fue hacer creíble e interpretar el acento gallego de su personaje, Regueira, y ha admitido que el cine de acción es un género que le gustaría interpretar más a menudo porque con este tipo de papeles se aprende a «torear e incluso a bucear».