Muchos de ellos portaban banderas con el viejo eslogan de los años 80 «¿Nuclear? No, gracias», a la vez que desplegaron cerca de la estación central y al borde del río Spree una gran pancarta con el texto «Empezamos de nuevo».
Un grupo de activistas marchó, por su parte, con una réplica hinchable de mas de dos metros de una planta nuclear y otros llevaban pancartas con textos como «Quitad el enchufe a los consorcios atómicos» o «La energía nuclear al Museo de la Técnica».
En el colorido acto de protesta, que se desarrolló en medio de frecuentes chaparrones de lluvia, pudieron verse grupos de activistas vestidos de verde y amarillo para imitar toneles de residuos nucleares.
Una gran parte de los manifestantes procedían de la Baja Sajonia, donde las autoridades estudian construir en las localidades de Gorleben y Wolfenbüttel depósitos de residuos nucleares.
Al acto de protesta se sumaron también algunos políticos como el vicepresidente del Bundestag, el socialdemócrata Wolfgang Thierse, o los líderes del partido Los Verdes Jürgen Trittin, Claudia Roth y Renate Künast. Asimismo recibieron el apoyo de la Oficina Federal de Medio Ambiente, cuyo presidente, Jochen Flasbarth, declaró a la prensa que la energía atómica no es una energía sostenible y defendió su abandono.
«La ley acordada en el 2001 para un ordenado abandono de la energía nuclear fue un compromiso que quedó muy por detrás de lo que exigían los movimientos ecologistas», reconoció por su parte el secretario de Estado en el ministerio de Medio Ambiente, el socialdemócrata Michael Müller. Este criticó que dicha ley, aprobada en su día por la coalición de socialdemócratas y verdes, sea cuestionada hoy por los partidos de la Unión -cristianodemócratas (CDU) y socialcristianos bávaros (CSU)- y la industria nuclear, que, dijo, «juegan con fuego, ya que así dividen a la sociedad».