«En casa. Felitaciones tras una nueva exitosa misión», dijo el control de la misión en el Centro Johnson de Vuelos Espaciales de la NASA en Houston (Texas).
El descenso ocurrió bajo un límpido cielo que contrastó con el ambiente tormentoso que reinaba en la zona del Cabo Cañaveral en la Florida.
La misión STS-128 de los transbordadores que debió durar 13 días agregó uno más el jueves cuando las autoridades de la agencia espacial estadounidense cancelaron dos oportunidades de descenso ante la amenaza de tormentas en la zona del Cabo Cañaveral.
Esas mismas condiciones adversas de la meteorología habían obligado a cancelar un día la partida de la nave y otro más por un problema técnico.
La base Edwards era un recurso de última instancia para las autoridades de la agencia espacial que son renuentes a desviar los transbordadores a California debido a que las naves deben ser traídas de regreso a la Florida en una operación que tiene un costo de 1,7 millones de dólares.
La misión STS-128 de los transbordadores tuvo como objetivo principal la extracción y sustitución de un tanque de amoniaco en la viga central del complejo que gira en una órbita a 385 kilómetros de la Tierra.
Ese tanque, que en la Tierra pesa alrededor de 800 kilogramos, es el núcleo central del sistema central de enfriamiento del orbitador y ha sido hasta ahora el objeto de mayor volumen movido en la ingravidez por los astronautas.
Esa tarea fue encabezada por el astronauta mexicano estadounidense Johnny Olivas, quien participó en las tres caminatas de la misión acompañado por la especialista Nicole Stott en una ocasión, y por el astronauta sueco Christer Fuglesang, de la Agencia Espacial Europea (ESA), en dos.
Durante esas tres actividades extravehiculares (EVA) Olivas, Fuglesang y Stott también recogieron un experimento sobre procesamiento en el espacio de materiales como vidrio, metales y cerámica, incluyendo la solidificación de cristales fuera de la influencia gravitatoria de la Tierra.
Asimismo, recuperaron un experimento científico europeo instalado en la parte exterior del laboratorio Columbus de la ESA, el cual también volvió a la Tierra en el transbordador.
También instalaron un sistema para guardar repuestos en la viga central de la agencia espacial y sustituyeron un dispositivo para determinar la posición de la EEI respecto a la Tierra.
Fuglesang y Olivas hicieron además los preparativos para la llegada al complejo Alfa del módulo «Tranquility» que será instalado en la estación después de que llegue en la misión STS-130 en febrero del próximo año.
El Discover llevó vituallas, repuestos y equipos, además de una segunda correa de ejercicios que ayudarán a los inquilinos de la EEI mantener su estado físico durante la permanencia en la ingravidez el espacio.
Asimismo, los astronautas trasladaron hasta la estación Alfa un congelador que ayudará a preservar muestras biológicas, incluyendo residuos microbianos, plantas y orina para su análisis en la Tierra.
La misión incluyó una prueba para determinar el nivel de vibración que experimentan los astronautas durante el lanzamiento.
La información se utilizará en el diseño de nuevos asientos en las futuras naves espaciales de la NASA.
La agencia espacial estadounidense tiene previstas otras seis misiones a la EEI antes del retiro de los transbordadores el próximo año.