Ese empeño por introducir semillas híbridas en países en vías de desarrollo, como India y Pakistán, que guió su vida, así como sus diversas innovaciones agrarias, las cuáles contribuyeron a combatir la inanición en el mundo durante la segunda mitad del siglo XX, fueron honrados por el Comité de los Premios Nobel.
Borlaug, en activo durante toda la pasada década en defensa del uso de la biotecnología para luchar contra el hambre y en proyectos para aliviar la pobreza, comenzó su investigación sobre productos fitosanitarios en su época universitaria, aunque fue en 1944 y en México donde inició los trabajos que más de dos décadas después serían recompensados con el Nobel.
Fue en ese año cuando trabajó en el programa agrícola «Chapingo» iniciado por el gobierno del presidente mexicano Manuel Avila Camacho en colaboración con la Fundación Rockefeller, con el fin de sanear las cosechas de trigo que eran devastadas por los mohos. En esa ocasión, el genetista consiguió espigar los trigos resistentes a las plagas y en 1955 disponía ya de 6.000 cruces inmunes a los hongos.
Después de viajar a Sudamérica, en 1960 fue enviado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) a la India y a otros países asiáticos afectados por la hambruna. En esa ocasión, Borlaug, que cruza razas enanas de trigo con las de Occidente, consigue en cinco años multiplicar por diez las cosechas de trigo en la India.
Entre 1964 y 1982 dirigió en México el Centro Internacional de Mejora del Maíz y el Trigo (CIMMYT), donde gracias a sus descubrimientos se logró crear unas especies capaces de multiplicar la producción de cereales hasta hacer autosuficiente a un país hambriento.
La revolución verde
Apodado por sus logros el «cerebro de la revolución verde», los países que aplicaron su teoría en los años posteriores a 1975 consiguieron buenas cosechas, y países tan extensos como India, Pakistán, Bangladesh y Turquía incrementaron aproximadamente en un 250 por ciento los rendimientos por hectárea.
En reconocimiento a sus trabajos, el científico americano consiguió el 20 de octubre de 1970 el Premio Nobel de la Paz por sus investigaciones en las diferentes especies de cereales, y aunque no hay un Nobel específico para la agricultura, en esa ocasión, el de la Paz para el genetista Borlaug se ajustaba a sus trabajos en pro del bienestar de los pueblos.
Precisamente el Nobel de la Paz declaraba en 1975 «Hay que dar a la agricultura y la ganadería prioridad de inversión sobre todos los demás sectores. Si hay cooperación mundial, la humanidad no pasará hambre». Doctor honoris causa por varias universidades y miembro de numerosas academias y sociedades científicas, Borlaug nació en Crezco, Iowa, Estados Unidos, el 25 de marzo de 1914 en el seno de una familia de granjeros y agricultores.