domingo, noviembre 24, 2024
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El pequeño cine uruguayo se hace ‘Gigante’ en San Sebastián

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Adrián Biniez, argentino afincado en Montevideo, traza con Gigante el sutil enamoramiento de un guardia de seguridad de gran tamaño y mirada cándida que autogestiona su vida sentimental a través de las pantallas con las que vigila un supermercado.

Este escenario, utilizado hasta la extenuación por el cine independiente estadounidense, cobra un nuevo significado en esta película. «Yo trabajé en uno de ellos y me parecía un espacio visualmente muy rico, con un gran contraste entre el salón donde se exponen los productos y los interiores oscuros y pobres», asegura en una entrevista con Efe el director.

Desde la oscuridad, pero con la vista incansablemente puesta en la iluminación, Jara, el protagonista, es «un personaje tímido al que le cuesta mucho acercarse a la mujer de la que se ha enamorado. No es un voyeurista, disfruta siguiendo a esa persona por primera vez en su vida», asegura Biniez, que también tiene un grupo de música llamado Reverb.

Esa idea del observador que confecciona esa intimidad unilateral, poco a poco empezará a traspasar la pantalla con atípicos despliegues de romanticismo: un cactus, una película de acción o la música heavy serán sus primeros contactos con su objeto de deseo. «Empieza a contemplar la posibilidad de decirle ‘hola, yo existo'», resume Biniez.

Cuando se asume que el amor no es correspondido

que se estrena el 2 de octubre en España y ganó el premio Especial del Jurado, el Alfred Bauer y el de mejor opera prima en el Festival de Berlín, consigue transmitir con pocas palabras y menos medios esa belleza desesperada y tierna del amor previamente asumido como no correspondido. «Soy un romántico, creo que tengo que asumirlo. No quería jugar con el patetismo ni el cinismo de un personaje como el suyo. Quería demostrar que tiene una vida interior rica. Se aisla, pero disfruta de su mundo», indica Biniez.

Y, a su vez, juega con la cuestión del tamaño. De un gigante que pasa desapercibido. Ese Gigante de buen corazón, que transige con la empleada que complementa con pequeños hurtos su despensa y que, en su doblete profesional como gorila de discoteca, también lidia con la agresividad ebria juvenil.

«Me interesaba un personaje amenazante físicamente», pero que la mayor de las veces «es él el agredido», afirma. Y a la vez, disfruta centrándose en las clases menos favorecidas. «De ellas yo provengo», asegura.
Su próximo proyecto, no en vano, aunque se centrará en un equipo de fútbol, nada tendrá que ver con un deporte mayoritario: será en la cuarta división y se llamará «El 5 de Talleres».

Biniez, aun siendo argentino, se siente orgulloso de integrarse en una nueva generación de cine uruguayo, que ha tenido en los últimos años películas internacionalmente reconocidas como Whisky, de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella y que hoy mismo presenta en Zabaltegi Nuevos Directores El cuarto de Leo, de Enrique Buchichio.

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