«Los premios siempre están bien, porque sirven para apoyar un determinado tipo de iniciativa y estos que acaba de crear el festival pueden suponer un respaldo muy importante a la cinematografía vasca», ha declarado.
No es la primera vez que Imanol Uribe recibe un premio en San Sebastián, se llevó la Concha de Oro, máximo trofeo del certamen, en 1994 por «Días contados» y al año siguiente con «Sí, Bwana», pero además en 1979 ya había obtenido por «El Proceso de Burgos», un film-documental sobre el juicio de 1970 contra 16 miembros de ETA, la Perla del Cantábrico a la mejor película de habla hispana en el festival.
Todas estas cintas giraban entorno a la situación sociopolítica del País Vasco, como en «La fuga de Segovia», galardonada también en San Sebastián en 1981 con el Premio de la Fipresci.
Ha rodado también «Adiós pequeña»(1986), «El Rey Pasmado»(1991), «Extraños» (1998), «Plenilunio»(2000), «El viaje de Carol» (2002) o «La carta esférica» (2007)
Hoy mismo, coincidiendo con el Día del Cine Vasco en el Festival de San Sebastián, Uribe recibe este premio, que forma parte de una nueva sección creada este año, en la que con el título Zinemira-Panorama de Cine Vasco se exhiben producciones de autores vascos. «Ahora hay que agradecerlo y disfrutarlo», asegura Uribe.
En Zinemira se exhiben estos días tres películas proyectadas en cines comerciales: «Checkpoint Rock», de Fermín Muguruza y Javier Corcuera; «Ander», de Roberto Castón, y «Sukalde kontuak», de Aizpea Goenaga.
Y se estrenan «Itsasoaren alaba» de José Martínez; «Umurage», de Gorka Gamarra Gaztañaga; «Zuzendu, mesedez!», de Juan Miguel Gutiérrez; «La máquina de pintar nubes», de Pablo Tellería y Aitor Mazo; «Life and film», de Arkaitz Basterra, y «Rough winds», de Andrea Olabarria.