Las medidas anunciadas incluyen la reducción hasta 12.300 el número de puestos de trabajo de la aerolínea desde los 14.000 actuales.
British Airways justificó su decisión en que la empresa «no es rentable» y advierte, además, de que las cuentas a final de año «registrarán importantes pérdidas por segundo año consecutivo, todo un récord histórico».
Por su parte, la tripulación de cabina alertó de que BA planea llevar a cabo «cambios significativos» en sus condiciones de trabajo, al eliminar un sobrecargo y una azafata en determinadas rutas.
Según la compañía, se trata de un movimiento natural ya que «los ingresos bajan y es necesario ajustar el gasto», mientras los sindicatos consideran que la dirección «utiliza la recesión como una excusa para imponer una serie de cambios que a largo plazo van a dañar a la compañía».
Por otro lado, la aerolínea británica se encuentra en un proceso de fusión con la española Iberia, que el consejero delegado de British Airways, Willie Walsh, confía pueda cerrarse antes de finales de año.