Respecto a la creación de empleo, ha afirmado que se espera comenzar a generar puestos de trabajo en términos netos «a mediados del 2010 y, a partir del 2011, lo hará ya de una forma más rápida», por lo que ha estimado que a finales de ese año «podemos tener ya niveles parecidos a los del 2007».
Respecto al debate sobre el «blindaje» de las normas fiscales vascas, Salgado ha afirmado que el Ejecutivo quiere un Concierto Económico «que no restrinja derechos de otras comunidades» y ha añadido que le «preocupa que las autonomías superen los déficit previstos».
Salgado ha defendido la necesidad de fusiones entre cajas, ya que existen 56 y respecto a la Reforma de la Seguridad Social ha dicho que no es un tema urgente.
Respecto a los Presupuestos del 2010, la vicepresidenta económica ha afirmado que han «ajustado al máximo las cuentas» y que «son realistas», al tiempo que ha indicado que el Gobierno no se opone a otros ajustes fiscales, aunque «tendrían un efecto muy marginal», y ha indicado que «el núcleo de los cambios impositivos es el que ya hemos anunciado».
El Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados arranca esta semana la tanda de negociaciones clave para lograr apoyos suficientes entre el resto de grupos parlamentarios que permitan les permitan superar el debate de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado para el 2010, y se embarca en ese diálogo con la esperanza de incorporar al PNV aceptando el debate del ‘blindaje’ y con cierto margen en materia fiscal para sumar votos en la izquierda parlamentaria (ERC, IU, ICV, BNG y Nafarroa Bai).
El plazo de presentación de las enmiendas de totalidad finaliza el próximo viernes y hasta ahora sólo PP y CiU han avanzado su intención de rechazar el texto, si bien es previsible que UPyD se les una, con lo que suman 164 votos. Por contra, el PSOE da por hecho el apoyo de los dos diputados de Coalición Canaria y el de UPN, con lo que arranca con una mayoría de 172 escaños.
Así las cosas, el Gobierno tratará de amarrar votos entre los catorce que suman PNV (6), ERC (3), IU-ICV (2), BNG (2) y NaBai (1) y que podrían desequilibrar la balanza en el debate de totalidad que tendrá lugar los días 20 y 21 de octubre.
Con este objeto, el portavoz socialista en la Cámara Baja, José Antonio Alonso, iniciará este martes una ronda de contactos formales con el resto de grupos de la oposición que desarrollará con un orden de mayor a menor tamaño, aunque excluyendo al PP, por lo que el primer grupo será CiU, seguido del PNV, ERC e IU-ICV. Con las formaciones del Grupo Mixto, empezando por el BNG, se reunirá el miércoles.
El Ejecutivo tampoco permanecerá al margen de esta negociación. Salgado ha citado al portavoz parlamentario del PNV, Josu Erkoreka, para la mañana del martes 13 de octubre. Esta invitación, que por ahora no se ha extendido al resto de grupos, coincide con la votación en el Pleno del Congreso el ‘blindaje’ del Concierto Económico vasco, a cuya aprobación los nacionalistas vascos subordinan cualquier conversación sobre los Presupuestos.
Por su parte, los grupos de la izquierda mantiene su rechazo a la reforma fiscal planteada por el Gobierno, en especial en lo relativo al aumento de dos puntos en el tipo general del IVA, y en los contactos informales que han mantenido en las últimas dos semanas con el Grupo Socialista han condicionado cualquier apoyo a los Presupuestos a la corrección de esta medida y una «verdadera reforma de calado» que cargue el esfuerzo tributario en las rentas altas.
Aun así, diversas fuentes de estas formaciones admiten su temor a que el Gobierno y el PSOE busquen pactar las cuentas publicas con los seis diputados del PNV, a los que se sumarían los dos de Coalición Canaria y el de Unión del Pueblo Navarro (UPN) para garantizarse una mayoría absoluta en la Cámara que les permita «neutralizar» la presión de ERC, IU, ICV y BNG.
En este sentido, tras la entrega del proyecto al Congreso, varios diputados de estos grupos han constatado que el Gobierno «no ofrece margen» para dar la vuelta a la cuestión fiscal a cambio de sus votos para rechazar las enmiendas de totalidad del PP, CiU y UPyD.
La idea que circula por los pasillos del Congreso entre estas formaciones es que el Gobierno intentará un acercamiento con aquellos grupos que presenten unas condiciones «menos exigentes» al apoyo, especialmente si se centran en aspectos «extrapresupuestarios», como sería el caso del PNV, que está articulando su estrategia sobre el denominado ‘blindaje’ del Concierto Económico vasco.
El IVA en el ojo del huracán
El portavoz de BNG, Francisco Jorquera, aseguró que la reforma fiscal que el Gobierno ha puesto sobre la mesa es «negativa» por su carácter «regresivo» y aseguró que la subida del IVA supone un «escollo importante. No hemos avanzado en la negociación», admitió, si bien desde la formación integrada en el Grupo Mixto de la Cámara se apunta que el Gobierno «parece muy interesado» en contar con su apoyo.
ERC sigue defendiendo el argumentario expuesto la semana pasada por su portavoz parlamentario, Joan Ridao, quien tras reunirse con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, habló de «humanizar el Frankenstein presupuestario», pero condicionó un eventual acuerdo al cumplimiento de la denominada ‘carpeta catalana’, que tiene como capítulo destacado la transferencia de la gestión del aeropuerto de El Prat.
Por su parte, los diputados de Izquierda Unida (IU), Gaspar Llamazares y de Iniciativa per Catalunya (ICV), Joan Herrera, siguen insistiendo en condicionar su voto a los Presupuestos Generales del 2010 a que se cambie «la receta» de la reforma fiscal y se grave más a las rentas altas, si bien advierten de que no se conformarán con meros cambios puntuales, como un incremento de la tributación de las sociedades de inversión de valores (SICAV). «Queremos que cambie la receta del pastel, no sólo la guinda», advirtió Llamazares.
Desde el PSOE se asegura que podrían estudiar cuestiones muy puntuales en materia fiscal, como la introducción de algún elemento de progresividad, pero descartan dar la vuelta a la subida del IVA ya anunciada por el Gobierno, ni entran en la fiscalidad verde (remitida en su caso al futuro proyecto de Ley de Economía Sostenible), ni una reforma en profundidad que grave las rentas altas, lo que obligaría a modificar la Ley del IRPF.