La iniciativa se incluirá al proyecto de ley sobre el crédito al consumo que está siendo tramitado por el Parlamento, y que la ministra dijo confiar en que pueda entrar en vigor a comienzos del año próximo.
«Hay urgencia desde hace tiempo» en la reforma que instaurará esa proposición de ley, sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos doce meses se han incrementado en un 17% los casos de insolvencia tratados por la Comisión de Sobre-endeudamiento.
La titular de Economía se negó a la supresión del crédito de pago aplazado («revolving») como le han pedido las asociaciones de consumidores, porque hay nueve millones de personas que lo utilizan en Francia y representa un 40% de la actividad para el sector de la venta por correo.
Insistió en que «el crédito al consumo es indispensable» para la economía, y que el de pago aplazado «debe estar restringido a pequeñas compras» e incluir en el reembolso no sólo los intereses, sino la amortización de una parte del capital, tal y como se estipula en el proyecto de ley.
«Tiene que ser un crédito responsable y con tipos de interés razonables», afirmó antes de recordar las tres obligaciones que el texto legislativo contempla para la concesión de este tipo de préstamos: consultar el fichero de incidentes de pago, preparar un dossier con la situación financiera global del beneficiario y verificar la solvencia del cliente.
Si no lo hace así, la entidad de crédito podría perder el derecho a reclamar su reembolso en caso de insolvencia, advirtió la ministra.
Por otro lado, Lagarde descartó la privatización de participaciones públicas en empresas para reducir el déficit, como ha anunciado que va a hacer el Gobierno británico.
«No vamos a saldar los activos franceses», aseguró la ministra, que insistió en que «no estamos en la misma situación» que el Reino Unido, ya que «Francia está saliendo de la crisis mejor que nuestros vecinos», «el doble mejor que la media de la zona euro».