domingo, enero 19, 2025
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El modelo español servirá de referencia para la reforma fiscal lusa

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José Sócrates no tiene aún decidida la composición de su nuevo gobierno y tras haberse visto sin la mayoría absoluta que el Partido Socialista (PS) ostentaba desde el 2005, tiene ya encima de la mesa un dossier explosivo: un informe de 834 páginas elaborado por un grupo de expertos, con vista a una amplia y polémica reforma fiscal, que en algunos aspectos se inspira en el modelo español, principalmente en lo referente a la valoración de las plusvalías bursátiles.

Aunque Sócrates no se haya pronunciado todavía al respecto -de momento su máxima preocupación es la puesta en escena de un gobierno que solo tendrá el respaldo de la mayoría relativa obtenida por el PS el 27 de septiembre, en unas circunstancias muy delicadas (crisis económica, aumento del paro, déficit excesivo) y tras cuatro años de mayoría absoluta- lo más probable es que ponga la reforma fiscal como objetivo prioritario para la nueva legislatura.

La propuesta más polémica, referente a la imposición de las plusvalías bursátiles, ya estuvo en la agenda de otro gobierno minoritario socialista. Fue hace nueve años: Antonio Guterres era primer ministro, y por falta de apoyo político la reforma fue aplazada «sine die». Así, las plusvalías bursátiles realizadas en Portugal con acciones compradas hace más de un año quedarán exentas de impuestos, mientras que las obtenidas en un año, solo tributan al 10%.

Lo que propone ahora la comisión de expertos, cuyo informe servirá como «base de reflexión» para el nuevo gobierno de Sócrates, es que Portugal siga en la materia el ejemplo de otros países europeos, y más concretamente el de España y el del Reino Unido, donde las plusvalías bursátiles tributan al 18%, desde el primer día y desde el primer céntimo. La idea barajada por los expertos lusos es la de una tasa única del 20%, y que en una fase posterior podría quedar situada entre los 15% y los 20%, para no fragilizar el mercado de valores nacional.

La reacción negativa de los dos grandes partidos conservadores no se hizo esperar: aunque admiten que la equidad del sistema fiscal luso en general y la imposición de las rentas del capital en particular dejan mucho que desear, tanto el Partido Social Demócrata (PSD) de Manuela Ferreira Leite, como el Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP) de Paulo Portas, consideran que le reforma contribuiría muy poco al saneamiento de las cuentas del Estado y que en estos momentos de crisis solo frenaría la inversión nacional y extranjera.

Es muy difícil pues que el próximo gobierno minoritario de Sócrates, cuyo margen de maniobra será muy limitado, pueda contar con el apoyo del PSD y del CDS-PP para aplicar a las plusvalías del capital en general y a las bursátiles en particular el mismo tratamiento fiscal que tienen en España en el Reino Unido. Los que si están dispuestos a hacer todo lo necesario para que la reforma propuesta llegue a buen puerto, al contrario de lo que pasó hace nueve años, con Guterres al frente del gobierno, son el Partido Comunista (PCE) y el Bloco de Esquerda (BE).

Y hasta habrá empresarios e inversores dispuestos a apoyar el gobierno. El caso más llamativo es el del multimillonario y accionista de referencia del Banco Comercial Português (BCP) Joe Berardo, que ve «muy razonable» que la tasación de las plusvalías del capital se sitúe en los 20%. Y aunque considere que el incremento propuesto por el grupo de expertos hará que algunos inversores nacionales y extranjeros vuelvan las espaldas a la Bolsa de Lisboa, explica que Sócrates tendrá que sacar de algún lado los ingresos fiscales suplementarios que necesita para reducir el déficit público y para hacer frente al incremento del gasto social.

Sin embargo, los autores del informe remitido a las Finanzas también recomiendan que la reforma fiscal se realice «en armonía» con las reglas aplicadas en los restantes países europeas, para evitar así una pérdida de la competitividad fiscal nacional. Una recomendación que va más allá de la tasación de las plusvalías bursátiles: los expertos también la aplican a una eventual reforma del IVA, cuya tasa máxima alcanzó el 21% y podría pasar pronto del 20% al 19%, para reducir así el diferencial con la tasa española que perjudica a las empresas lusas.

En relación con el IVA, las recomendaciones de los expertos van muy al encuentro de las propuestas tanto del PS como del PSD y del CDS-PP, que además de una rebaja del tipo máximo actual también defienden la diminución progresiva de los productos y servicios que pagan la tasa intermedia del 15%, y el incremento de la lista de aquellos considerados como de «primera necesidad» y que tributan al 5%. La tasa mínima podría beneficiar por ejemplo a los gastos realizados en la renovación de pisos y viviendas con más de cinco años de antigüedad.

Algunas de las medidas propuestas contemplan también la reforma de tasas que se quedaron desfasados con la evolución de la economía y de la sociedad, como el Impuesto municipal sobre inmuebles (IMI) y el Impuesto municipal sobre transacciones inmobiliarias (IMT), y exigirían, además, una amplia reactualización del patrimonio inmobiliario nacional, puesto que un 25% del total esta hoy exento de impuestos. El problema, dicen los analistas, es que Sócrates nunca podrá alcanzar el consenso político necesario para este tipo de reformas.

Lo que sí promete el líder socialista es que el próximo gobierno hará todo lo que pueda para mantener la presión fiscal global al nivel actual. Y de cara al saneamiento de las cuentas del Estado (la previsión oficial de déficit para este año es todavía del 5,9%), el ministro de Finanzas y de la Economía aun en funciones Teixeira dos Santos, confía en un incremento de los ingresos fiscales a partir ya del próximo año y igualmente en que la Comisión Europea dará de plazo a Portugal hasta el 2012-2013 para situar el déficit por debajo del 3% del PIB.

Sin embargo, de momento la gran preocupación de Sócrates pasa por la consulta de todos los partidos políticos, de cara a la formación del nuevo gobierno socialista y que podría contar con la participación de algún ministro «independiente». Con los datos en la mano, Sócrates podría alcanzar la mayoría absoluta con el apoyo del PCE y del BE, con vista pues a una «unión de izquierda» – sería la primera en Portugal desde la «revolución de los claveles» (1974) y la idea es poco menos que surrealista -, o bien en alianza con el PSD o con el CDS-PP, los cuales ya manifestaron que se sentirán mucho más confortables en la oposición.

Sócrates tendrá pues poco margen de maniobra para hacer la reforma fiscal propuesta por el grupo de expertos, pero que servirá ciertamente para calentar el ambiente en los debates entre un PS que pese a haber perdido la mayoría absoluta en el Parlamento también sacó un bueno resultado de las elecciones municipales del pasado domingo, mientras que su principal rival, Manuela Ferreira Leite, tendrá que esforzarse mucho para mantenerse al frente de un PSD que con la crisis y el paro perdió una buena ocasión para hacerse con el poder.

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