La presencia de China ha sido definida como un reto por parte del director de la Feria del Libro de Fráncfort, Jürgen Boos, que reiteró este martes su confianza en que la presencia de ese país en Fráncfort sirva para abrir un diálogo que no eluda los temas desagradables. «Esperamos una Feria intensa y para nada cómoda», dijo Boos, que considera que una de las funciones de la muestra es generar debates.
Y por eso su esperanza es que lo que no hará la presentación oficial china se podrá realizar en otros pabellones de la Feria, en actos organizador por ONGs o editoriales. Entre la delegación de escritores chinos presentes en la feria hay algunos autores que están bajo sospecha de ser agentes de propaganda del régimen, según medios locales alemanes.
Tal es el caso de Wang Zhaoschan, autor de un poema en el un fallecido durante el terremoto de Sichuan (suroeste de China) elogia al Partido Comunista y dice que sólo quiere un televisor junto a su tumba para ver los Juegos Olímpicos. Pero sin duda en Fráncfort se oirán otras voces. En la programación del llamado «Sofá Azul» -un programa de entrevistas a escritores que es toda una institución en la Feria-, está el nombre de Ma Jian, que presentará la edición alemana de su novela «Pekín en coma», publicada en España por Mondadori.
Mai Jian es un escritor que vive en el exilio, en Londres, y su novela -escrita en inglés- está centrada en la masacre de la plaza de Tianamen, un tema sobre el que la China oficial prefiere guardar silencio. Hay otros escritores que viven en el exilio, como es el caso del Premio Nobel Gao Xijiang, que también está en la Feria invitado por su editorial alemana, que hacen que en Fráncfort vaya a haber por lo menos dos Chinas.
Proyecto de Google
Al margen del reto político que representa la presencia de China como invitado de honor hay otro tema que concentra la atención de los editores, el de la revolución digital y la reacción del sector ante la misma. «La pregunta que nos acompaña ahora es cómo es posible ganar dinero con contenidos digitales», dijo Boos durante la conferencia de prensa inaugural en la que estuvo como invitado especial el director general del grupo Planeta, Jesús Badenes.
La principal preocupación del sector es el proyecto del consorcio Google de digitalizar los fondos de las bibliotecas estadounidenses y ponerlos a disposición de los internautas en la red, algo que sigue provocando dolor de cabeza en los editores. Sin embargo, ahora parece haber un moderado optimismo después de que se haya paralizado el proyecto original de Google y se haya abierto así el camino para nuevas negociaciones.
«Es cierto que la digitalización emprendida por Google al principio era un gran acto de piratería -algunos de mis colegas se refieren a él como un ataque con Napalm- pero este martes se ve todo con más sentido común y las leyes vigentes se respetan un poco más», dijo Badenes. Al respecto destacó que se han dado pasos para garantizar el respeto a la propiedad intelectual y que Google, «que desde su fundación hace 11 once años es un auténtico consorcio global, tiene que tener más en cuenta las sensibilidades locales».
Badenes acusó a Google de «populismo» al tratar de justificar su proyecto de «atropello a los derechos de autor» con la idea de que se trata de ofrecer un acceso libre a la cultura para todos. Por su parte, el presidente de Asociación de los Libreros Alemanes, Gottfried Honnefelder, afirmó: «Decimos sí a la digitalización pero rechazamos el monopolio de una sola empresa».