Los comentarios de King están en contradicción con lo que sostienen tanto el Ministerio de Finanzas como el regulador británico, que han rechazado la idea de obligar a los bancos a separar sus actividades.
«Nunca en la historia de las finanzas un número tan pequeño ha debido tanto dinero a tanta gente. Y habría que añadir que hasta ahora con pocos resultados en materia de reformas», criticó el gobernador.
Las palabras de King se interpretan como una advertencia en el sentido de que la estructura de los bancos debe formar también parte de la agenda reguladora, que hasta ahora ha hecho hincapié sólo en el fortalecimiento del capital y la regulación de la paga de los banqueros.
Según King, las medidas adoptadas hasta ahora por los distintos gobiernos no han logrado resolver la cuestión clave de que si los bancos y las instituciones financieras saben que son demasiado grandes como para que se les permita quebrar, el contribuyente acudirá finalmente a su rescate.
Los planes adoptados hasta ahora por el G20 en materia de regulación financiera no son suficientes porque si los bancos saben que van a rescatarlos en cuanto tengan dificultades, van a seguir arriesgándose, señaló.
«Animar a los bancos a asumir riesgos que resultan en grandes dividendos y remuneraciones cuando las cosas van bien y en pérdidas para el contribuyente cuando se tuercen es algo que distorsiona la asignación de recursos y la gestión de los riesgos», añadió.
El gobernador del Banco de Inglaterra dijo que no se comprendía muy bien por qué el apoyo de los contribuyentes no se limitaba a la banca minorista.
«Quienquiera que propusiera dar garantías a los pequeños ahorradores y a otros acreedores y dijera que ese apoyo podría utilizarse para financiar actividades especulativas y de alto riesgo, sería considerado fuera de este mundo. Pero así es como estamos ahora», dijo.
Según King, habría que obligar a los bancos a separar sus actividades minoristas – la gestión de los ahorros y la oferta de préstamos a familias y negocios-, que habría que seguir protegiendo, de las prácticas especulativas y de alto riesgo, que no deberían gozar de la protección del Gobierno.