En el conjunto de los Veintisiete, los incumplimientos tributarios supusieron unas pérdidas de 106.700 millones, lo que representa el 12% del total.
El análisis subraya que España registra en los últimos años un descenso continuado en la diferencia entre lo realmente ingresado y lo que se esperaba obtener. Una tendencia que también se da en Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Holanda, Polonia, Suecia y Eslovenia.
Así, las arcas públicas españolas perdieron 5.408 millones en el 2001, lo que supone el 12% del total, porcentaje que se repitió al año siguiente, cuando se dejaron de recaudar 5.790 millones. La cifra cayó en el 2003 hasta los 4.482 millones (9%) y hasta los 4.278 millones en el 2004 (8%), mientras que al año siguiente las perdidas fueron de 2.402 millones (4%).
La media de la UE también registró un ligero descenso, ya que en el 2001 y, durante cuatro años, se sitúo en un 14%, mientras que en el 2005 fue del 13% para, finalmente, situarse en el 12%.
Tras España, los países que menos dejaron de ingresar fueron Holanda y Suecia (ambos con un 3%) y Eslovenia y Portugal (4% cada uno), mientras que los que registraron mayores pérdidas fueron Grecia (30%) y Eslovaquia (28%).
El fraude contribuye de manera determinante a la diferencia registrada entre lo que se recauda y lo que se debería obtener, pero no es el único factor determinante.
Así, la consultora subraya en el informe que influyen otras variables como la insolvencia empresarial o algunas exenciones legales que pueden no haber sido incluidas en el estudio.