lunes, febrero 24, 2025
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«Hay un desdén hacia el relato como género narrativo»

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Consciente de que la risa puede ser un arma más eficaz a la hora de denunciar que la crítica o la amargura, el escritor peruano Fernando Iwasaki caricaturiza la sociedad del espectáculo en la que estamos sumergidos en su último libro de relatos, España, aparta de mí estos premios (Páginas de Espuma).

Dirigido a un público que sepa «reírse de sí mismo», el autor de Helarte de amar o Ajuar funerario cuenta con ingenio e ironía cómo la realidad se ha convertido en un ‘reality show’ al tiempo que las ideas se han hecho titulares, las opiniones publicidad y la sociedad civil ha pasado a ser mera audiencia. «Vivimos un secuestro de la sociedad civil que no conduce a ningún lado», explica.

El pretexto que el escritor, historiador y ensayista utiliza para hablar de esta banalización de la vida contemporánea son los premios literarios, y para ello cuenta con la presencia, en cada relato, de personajes japoneses, disciplinados, ordenados y minuciosos, y por ello, quizás «la antítesis» de lo que uno podría calificar como el español medio. «Si los protagonistas de estos textos hubieran sido estadounidenses o latinoamericanos no hubiera tenido ni mérito ni credibilidad», cuenta. Con estos dos elementos, Iwasaki demuestra que es posible ganar siete premios literarios presentando siempre el mismo relato, aunque el galardón sea sobre espeleología, héroes de la guerra o literatura gastronómica.

España, un país de ‘premios búfalo’

En España existen grandes premios literarios y también están los ‘premios búfalo’, llamados así por el escritor Roberto Bolaño, quien decía que los escritores pieles rojas como él salían a cazar para llegar a fin de mes. Llegados a este punto, el autor se ve en la necesidad de explicar las «cuanto menos curiosas» bases de los certámenes, que llegan a exigir que los textos traten de temas tan absurdos como los cruceros de verano. «Hay un desdén hacia el relato como género narrativo». No obstante, el ensayista deja claro que «para nada» está en contra de los premios literarios ni se ha reído de ellos, sino que en este libro los ha usado como pretextos para hablar de lo que quería.

«Deseo que todos mis libros de relatos acrediten que tienen una idea central, un eje común y que su escritura indique que ha habido una elaboración, una documentación como la que puede llevar cualquier novela», explica este autor, para quien el relato es «el laboratorio de la escritura».

En el caso de España, aparta de mí estos premios, Iwasaki toma elementos de la vida cotidiana, hechos que pueden parecer inverosímiles pero que son reales, porque en muchos casos la realidad es más rocambolesca que la ficción. Los personajes japoneses, que aparecen en todos los relatos, y los propios certámenes literarios son un mecanismo que el autor utiliza no sólo para hacer reír al lector -Iwasaki confiesa que siempre escribe para la España que sabe reírse de sí misma-, sino para hacerle reflexionar sobre esta sociedad del espectáculo a la que hemos llegado. «Los lectores no se ríen de los premios ni de los japoneses, pero en cambio sí se ríen de esas situaciones a priori inverosímiles».

El triunfo de los ‘refritos’ sobre la Guerra Civil

Iwasaki ironiza a lo largo de los relatos con títulos de novelas recientes que han sido ‘best seller’ y que, generalmente, tratan de temas como los templarios, las reliquias de Cristo o la Guerra Civil española. «Si este libro lo hubiera escrito después del 2008 los protagonistas serían los vampiros, no los premios literarios», bromea, en alusión al mercado editorial, responsable en gran medida de la avalancha de obras sobre la misma temática. Y ya muy serio añade, mostrando un libro de Groucho Marx: «Ya lo decía Groucho y lo recojo en mi libro, que los grandes éxitos los obtienen los libros de cocina, los volúmenes de teología, los manuales de ‘cómo hacer’ y los refritos de la Guerra Civil…».

Iwasaki ha decidido llevarse este libro a todas partes para demostrar que la cita de Marx -que aparece en el Decálogo del concursante consuetudinario de España, aparta de mí estos premios- es verídica y perfectamente aplicable a nuestra actualidad. «Aunque él se refería a su guerra, la de EEUU, la cita es tan actual que refleja a la perfección el mercado editorial. Y es que, advierte Iwasaki, este libro «es más real de lo que parece», aunque la gente cree que se inventa todo.

A la hora de inspirarse para escribir, el autor reconoce que la realidad le aporta muchas historias. «Voy leyendo los periódicos y soy de los que va recortando cosas, aún tengo carpetas con papeles…Y es que salen unas noticias increíbles», cuenta entre risas, mientras recuerda que acaba de leer que la esposa del nuevo primer ministro japonés ha escrito un libro en el que cuenta cómo dentro de unos años se casará con la reencarnación japonesa de Tom Cruise. «Siempre tengo presente que hay que buscar la verdad de las mentiras, como dice Vargas Llosa, y que hay que experimentar con la verdad, con la inverosimilitud de lo verdadero», sentencia.

En este libro hay, como en todos sus libros, una cita de Borges, y es que Iwasaki reconoce que el argentino es para él más que un autor. «Es el principio ordenador de mis lecturas, mi sistema operativo literario», confiesa este autor, para quien su principal interés cuando escribe es «disolver las fronteras entre los géneros».

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