Una vez interpuestas, las quejas que llegan al órgano de gobierno de los jueces son remitidas de oficio al Servicio de Inspección, que tras realizar un breve estudio puede proponer a la Comisión Disciplinaria su archivo o bien la apertura de un expediente disciplinario contra el denunciado, para cuya tramitación se nombra a un magistrado ponente.
Los hechos objeto de la denuncia tuvieron lugar el pasado día 29 de octubre, cuando la letrada Zoubida Barik acudió a la Sala donde la de Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que preside el juez Gómez Bermúdez, para asistir a un compañero en la defensa de un procesado por terrorismo islamista.
Asegura que, una vez sentada en el estrado junto al abogado encargado de la defensa de un imputado, el mencionado magistrado le instó a abandonar la sala por llevar un pañuelo en la cabeza. «Esta es mi Sala y aquí mando yo», le dijo.
Falta grave o muy grave de abuso de autoridad
En el texto de la denuncia, la abogada alega que el reglamento sólo obliga a los letrados a asistir a un juicio con toga. Además, argumenta que no era la primera vez que asistía con un pañuelo a un juicio sino que lo ha hecho en numerosas ocasiones y recuerda que el mismo no afectaba ni ocultaba el rostro.
Para la letrada, los hechos pueden ser constitutivos de una falta grave o muy grave de abuso de autoridad, ya que se le privó de su derecho de asistir en el estrado acompañando a otro compañero con el cual colaboraba en la defensa de los clientes de este compañero y la investigación debería derivar en la apertura de un expediente disciplinario, señala el texto de la denuncia.
En este sentido, la Asociación Preeminencia del Derecho considera que Gómez Bermúdez «ha quebrantado las obligaciones del cargo, imponiendo sus deseos o caprichos por encima de las normas» y además «da muestras de no conocer las costumbres de la justicia europea, ya que es fácil ver en el Tribunal de Justicia de Luxemburgo a los abogados de religión hindú, procedentes de Reino Unido, que llevan sus turbantes llamativos alrededor de la cabeza y sus pobladas barbas, sin que los jueces europeos pongan impedimento alguno».