Por ello, ha abogado por «cambiar esos estándares de negociación colectiva», al considerar que los salarios tienen que ser «mucho más sensibles» a los condicionantes económicos de las empresas, a diferencia de ahora, que ante la imposibilidad de adaptar los sueldos por lo establecido en los convenios colectivos, reducen los puestos de trabajo.
El economista ha apostado por la implicación de toda la sociedad en la implementación de reformas estructurales que permitan agilizar la salida de la crisis, entre ellas las relativas al mercado laboral, ya que la economía española «no puede permitirse que ardemos otros diez o doce años en disminuir la tasa de paro».
En este sentido, ha indicado que las reformas tienen que «acabar con la segmentación tan ineficiente» entre trabajo temporal e indefinido, puesto que la elevada tasa de temporalidad existente es «una lacra», entre otros aspectos por la seguridad e injusticia social.
Entre las reformas estructurales pendientes figura asimismo la reducción de costes administrativos de las empresas, que suponen «una carga importante» para la creación de empleo, y otras a largo plazo relativas a la educación.
«Hay que ser realistas: Por mucho que hagamos ahora a corto plazo para la mejora de la calidad del sistema educativo, nos permitirá estar mejor posicionados para la crisis siguiente, pero no nos va a sacar de ésta», ha aseverado.
Según Domenéch, avanzar en las reformas propuestas permitiría aumentar el crecimiento potencial previsto para España en la próxima década, que ha cifrado en el 2% en ausencia de estos cambios, los cuales exigen de «un clima de diálogo consenso en el conjunto de la sociedad», puesto que el reto «no es de un gobierno concreto, es tarea de todos».
Por otro lado, ha mostrado su preocupación por el trasvase de endeudamiento de la economía privada a la pública, puesto que hay que ver a la economía española como «una gran empresa» y con las políticas de estímulo fiscal se ha logrado «comprar tiempo y evitar la sensación de caída libre», pero habrá que «pagar por ello como deuda pública».
La deuda pública es «la deuda de todos» y sólo se puede reducir con más impuestos, menos gasto o reformas estructurales, ha insistido.
También ha hecho hincapié en la conveniencia de que España empiece a «mirar otros mercados» para sus exportaciones, ya que la mayor parte del comercio internacional vendrá de economías emergentes como el Sureste Asiático o Iberoamérica.
En cuanto a los tipos de interés, el servicio de estudios de BBVA pronostica que a corto plazo se mantengan estables, y que a medio y largo plazo sean superiores a los actuales porque las políticas monetarias dejarán la fase expansiva y los mercados financieros estarán «inundados de deuda pública», ha señalado.