Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con estas últimas, la cotización del oro se alimenta de la incertidumbre sobre la economía y la esperada recuperación, al tratarse de un valor «refugio» para los inversores en tiempos de crisis.
En este sentido, algunos analistas apuntan a que los pobres datos de inflación publicados el martes en EEUU pueden haber supuesto el último empujón para el metal amarillo.
Asimismo, la depreciación del dólar también actúa como impulso para el oro, que al cotizar en la divisa estadounidense se convierte en una inversión especialmente rentable para los inversores de fuera de EEUU a medida que el dólar se debilita.
Con todo esto, el metal volvió hoy a pulverizar su récord histórico, una tónica que se ha convertido en habitual desde el pasado mes de octubre, cuando el oro logró batir el anterior récord alcanzado en marzo del 2008.