El médico, que tiene una segunda residencia en Fago, ha admitido que «siempre es posible una distorsión», pero que la persona que vio esa noche, en la carretera que une Majones con Fago, en el coche de Miguel Grima no era el guarda forestal, y ha insistido en que su percepción entonces fue «clara y definida».
Una voz «ronca, tomada por un catarro», al preguntar qué pasaba, le respondió que nada y que siguiera camino, ha relatado ante el tribunal, para matizar que el encuentro duró segundos y que continuaron viaje hacia Fago.
Era una persona alta, de 1,80 metros, delgada, con tez oscura, de cara alargada y rasgos redondeados, ha precisado este médico, quien ha insistido que no creía que fuera Mainar, aunque «no tenía la completa seguridad», ya que llevaba un frontal con una linterna, por lo que había una zona de la cara que no se veía bien.
El médico, quien ha rechazado que liderara el grupo de vecinos que se oponían a Grima, ha reconocido que en la reconstrucción de los hechos con la Guardia Civil y la autoridad judicial se dio cuenta de que era «imposible» reconocer a la persona con el frontal.
Los «enemigos de Miguel»
Para la mujer del alcalde asesinado, Celia Estalrich, que también ha prestado declaración, este médico, que es psiquiatra, era la persona que lideraba a los «enemigos de Miguel», con los que se reunía en su casa.
Celia Estalrich, que ha mantenido un escrupuloso silencio hasta ahora, ha declarado que hacía «todo lo posible» para que su marido dejara la alcaldía e irse a vivir a otro pueblo, ya que estaba muy deprimido como consecuencia de los problemas que tenía con algunos de los vecinos, desde que accedió al cargo tras ganar las elecciones del 2003, al frente de una lista del PP.
Sobre el funcionamiento del pueblo, ha indicado que todas las decisiones se tomaban en una asamblea abierta (Fago no tiene ayuntamiento) a las que nunca asistía Santiago Mainar, que siempre estaba en contra de las decisiones que se tomaban.
La mujer ha recalcado que el grupo de personas que se oponían a su marido vertía críticas de todo tipo, elaboraban panfletos contra su gestión que dejaban en los coches de los clientes de su casa rural e incluso empapelaban con ellos el pueblo.
«Mataron al alcalde y mataron a Fago»
La jornada comenzó con el testimonio de un comandante de la Guardia Civil que investigó el suceso, quien ha asegurado que «es falso» que se pactara con Mainar su autoinculpación, como dijo éste ayer, y que su declaración fue seria y sincera.
«En absoluto» se le sugirieron las respuestas, ha enfatizado el mando de la Guardia Civil, quien han manifestado que fue una declaración «bastante tranquila», por lo que sintió una «gran sorpresa» al enterarse de que Mainar había cambiado su versión y se había declarado inocente.
La sesión, que ha terminado en torno a las 19:00 horas, se ha desarrollado con las declaraciones de los demás testigos citados este martes, desde el actual alcalde de Fago, a guardias civiles o la propia mujer del médico, a los que se ha preguntado, entre otras cuestiones, sobre la situación que vivía el pueblo y las relaciones entre los vecinos.
Adolfo Navarro, amigo del alcalde muerto, antes de entrar a declarar en la sala, ha resumido con dureza a los medios de comunicación la situación: «mataron al alcalde y mataron a Fago».