Ése fue el caso de la tienda de Toys R Us de la neoyorquina plaza de Times Square, que poco antes de abrir sus puertas este viernes a las 12 de la noche ya tenía una fila de cientos de personas dispuestas ser las primeras en beneficiarse de las rebajas y, de paso, conseguir un hámster Zhu Zhu, uno de los juguetes más demandados y difíciles de encontrar este año en Estados Unidos.
Hacia las tres de la madrugada, las aglomeraciones ante las puertas de los establecimientos se multiplicaban por cientos de tiendas del país, entre ellas las de Best Buy y Sears, de productos electrónicos.
Los comerciantes, que en 2008 cerraron una de las peores campañas navideñas que se recuerdan, confían en que este año el resultado sea más positivo y compense las pérdidas que acumulan, aunque, como confirman diferentes estudios, los consumidores parecen plantearse unas Navidades austeras y en las que pretenden gastarse lo mínimo.
«Los consumidores llegan a la temporada navideña con una actitud muy austera», reconocía esta misma semana Lynn Franco, de la entidad de análisis de The Conference Board, que apuntó que el final de la crisis económica aún está lejos para muchos estadounidenses que se encuentran sin trabajo, más del 10% de la población activa del país (la mayor tasa en 26 años).
Según la última encuesta de Consumer Edge, los estadounidenses sin trabajo y quienes temen perderlo esperarán a que se ofrezcan mayores descuentos pasado este fin de semana para decidirse a comprar.
En cualquier caso, se espera que durante este largo fin de semana en Estados Unidos, que es tradicionalmente el de mayor consumo del año, aumente un 4,7% el número de personas que decidan acercarse a los numerosos centros comerciales que pueblan la geografía nacional.
Según la Federación Nacional de Minoristas, en los próximos tres días un total de 134 millones de posibles compradores admirarán lo que tienen que ofrecerles unos comerciantes que saben que sus mejores aliados para convencer a sus clientes que gasten son unas gigantescas rebajas, que superan muchas veces el 50%.
Es precisamente eso lo que esos millones de estadounidenses buscan desde este viernes en todas las tiendas del país, donde se espera que las estrellas de estos días sean, como es habitual, los productos tecnológicos, los electrodomésticos, la ropa de invierno y, por supuesto, los juguetes.
Se calcula que sólo entre este viernes y el domingo, los comerciantes generarán al menos el 10% de los beneficios que consigan esta temporada navideña.
Con el negocio que pueden entrañar las gangas, son muchos los grandes comercios que apuestan desde este viernes por unos descuentos y unas tácticas de marketing que no habían utilizado antes, como la de ofrecer mapas de los establecimientos indicando dónde están las grandes ofertas que lleva a cabo este viernes la cadena Target.
Con esas apuestas, quieren luchar contra el descenso en ventas observado en la primera quincena de noviembre, cuando, según Spending Pulse, las ventas en los centros comerciales han sido un 7,1% inferiores a las de hace un año, las de moda femenina un 3,3% menores y las de calzado un 1,5%.
Ante ese panorama, hay numerosas tiendas que han apostado por ingeniosas ofertas, desde regalar un buen desayuno a los primeros que lleguen, hasta regalar un video-juego de moda a quienes compren ropa de abrigo en una conocida cadena de tiendas.
Las ganas de vender al máximo han llegado este año incluso al canal de televenta QVC, que siempre se había mantenido al margen del «Black Friday», pero que este año ha preparado una «telemaratón» de 28 horas que empezó anoche y en la que, en lugar de ofrecer un producto rebajado por hora, salían tres con descuento especial.