El temor principal es que de las elecciones previstas para el año que viene salga un Parlamento sin una mayoría política clara y que el país pierda su calificación de deuda «AAA» por las dudas de los inversores acerca del margen de maniobra del futuro Gobierno para impulsar las medidas de recorte fiscal que encarrilen la situación.
«En una situación extrema, una crisis fiscal podría derivar en una salida de parte del capital nacional, una severa debilidad de la libra y la venta generalizada de los bonos del Estado», dice el informe escrito por los economistas Ronan Carr, Teun Draaisma y Graham Secker y recogido por los medios británicos.
Este escenario podría causar un fuerte incremento en las tasas de interés y posponer aún más la esperada recuperación económica.
Esta cadena de condiciones podría aumentar sustancialmente la rentabilidad de los bonos a 10 años del Tesoro británico, lo que implicaría un incremento por encima del 5% de los costes de los préstamos, hasta un nivel parecido al de un país como Grecia y muy por encima de países como Italia, México o Brasil.
La predicción de Morgan Stanley se conoce después de que Canadá informara de que su economía creció un 0,4% interanual en el tercer trimestre del año, dejando al Reino Unido como el único país del G20 que no ha crecido entre julio y septiembre. La economía británica cayó un 0,3% en ese periodo.