En su opinión, es urgente que se permita utilizar las cuotas con derechos políticos en situaciones de crisis, como dijo el FMI, y así Caja Castilla La Mancha sería «una filial de Cajastur y no habría ningún banco por medio».
Añade que si no hay cambios en la legislación, los grupos de cajas estarían encabezados por un banco, lo que «es una perversidad que no se ha dado en ningún país».
La solución, para Quintás, es crear una caja que pueda ser propiedad de otras, como hoy es la Confederación de Cajas de Ahorro, y agrega que «si se aplicase la normativa tendríamos que haber sido un banco, lo que es una monstruosidad».
Insiste en que «si se quiere que seamos bancos, que alguien presente un proyecto de ley en el Parlamento. Usar la astucia del trilero no es digno de una democracia del siglo XXI», añade.
Sobre el peligro del sector, Quintas dice que no le preocupa que un banco pudiese comprar una caja, pero «esa fiesta con la que algunos sueñan de reparto alegre de despojos, eso no va a producirse».
Afirma que las cajas siguen ganando cuota y que «el sector inmobiliario, el gran inconveniente, volverá a ser una ventaja».
Respecto a si sobran cajas como dice el Banco de España, el presidente de la CECA declara que «no se puede dar un número exacto porque hay restricciones políticas y condicionantes que pueden no coincidir con el Banco de España», y asegura que con más provisiones anticíclicas del Banco de España no habría habido burbuja inmobiliaria.