domingo, diciembre 22, 2024
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Haidar entró en el Sáhara en seis ocasiones anteriores sin identificarse como ciudadana marroquí

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Haidar, nacida en Marruecos de padre marroquí y madre saharaui, solía dejar en blanco la casilla correspondiente a la nacionalidad en la tarjeta que todo ciudadano marroquí debe rellenar al entrar en territorio administrado por el reino alauí y eran los funcionarios del control de acceso quienes lo completaban por ella. Así lo hizo al menos en cinco ocasiones, según las fuentes consultadas por Europa Press.

Sólo en una ocasión Haidar se definió como ciudadana del Sáhara Occidental y pudo entrar a El Aaiún sin mayores complicaciones, bien porque el funcionario que revisó su ficha no se percató o bien porque hizo la vista gorda.

Según Amnistía Internacional, Haidar, que viaja con frecuencia, dice que lleva desde 2006 cumplimentando las tarjetas de desembarque de la misma manera, sin identificarse como ciudadana marroquí e indicando que su domicilio se encuentra en el Sáhara Occidental.

La presidenta de la Comisión de Exteriores, Defensa y Asuntos Islámicos del Congreso, Mbarka Bouaida –que es saharaui– admitió la semana pasada en Madrid que durante «dos o tres años» hubo una cierta «laxitud» por parte de los funcionarios del aeropuerto que no concedían demasiada importancia a que Haidar u otros defensores de la independencia del Sáhara no se definieran como marroquíes en el apartado de nacionalidad de la ficha.

También el presidente de la Cámara de Consejeros (equivalente al Senado español) y secretario general del partido Autenticidad y Modernidad (PAM), afín al rey Mohamed VI, Mohamed Cheij Biadillah, admitió en declaraciones a la prensa española el pasado día 4 que Haidar rellenó en anteriores ocasiones el formulario de entrada en el aeropuerto de El Aaiún de forma «particular».

CAMBIO DE ACTITUD EN MARRUECOS

Todo ello refleja que ha habido un cambio de actitud por parte de Rabat en el trato dispensado a Haidar y otros activistas de la causa saharaui y que muchos analistas perciben a partir del discurso del rey Mohamed VI del pasado 6 de noviembre, con motivo del 34 aniversario de la Marcha Verde por la que el reino alauí se anexionó el Sáhara Occidental (para Rabat sus provincias del sur).

En esa alocución, Mohamed VI dio órdenes a «todas las autoridades públicas» de que redoblaran la vigilancia ante cualquier «atentado contra la soberanía nacional» y fueran «intransigentes» a la hora de preservar la seguridad, la estabilidad y el orden público.

Tras advertir de que los «enemigos» de la unidad territorial de Marruecos, en alusión a Argelia y el Frente Polisario, se han «empeñado en obstaculizar» las negociaciones en la ONU en torno a la propuesta de autonomía de Rabat para el Sáhara, señaló que el ciudadano «debe decidir el ser o no ser marroquí».

«Atrás ha quedado la era de la ambigüedad de posiciones y de la elusión de obligaciones (…) la persona ha de elegir abiertamente entre ser patriota o traidor; pues no existe una posición intermedia entre el patriotismo y la traición, como tampoco se puede seguir disfrutando de los derechos de la ciudadanía, a la vez que se reniega de ella, conspirando con los enemigos de la patria», añadió.

El discurso de Mohamed VI se produjo un mes después de la detención de siete destacados activistas saharauis –seis hombres y una mujer– a su llegada al aeropuerto de Casablanca, en Marruecos, después de haber visitado los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia. Rabat les acusa de haberse puesto «en contacto con partes hostiles a Marruecos» y Amnistía Internacional ha advertido de que podrían ser condenados a muerte si se les declarara culpables.

Según el relato de los hechos que hace la organización de defensa de los derechos humanos, los agentes que interceptaron a Haidar a su llegada al aeropuerto de El Aaiún el pasado 13 de noviembre se fijaron de forma especial en el modo en que ella se identificó en la tarjeta de desembarque y la sometieron a un interrogatorio.

Según la versión de Marruecos, Haidar accedió a firmar una declaración en la que renuncia a su nacionalidad y por la que se le confisca el pasaporte y otros documentos de identificación. Al día siguiente, es expulsada y subida a un avión rumbo a Lanzarote.

Haidar, en la denuncia que interpone ante la comisaría del aeropuerto de Arrecife nada más llegar, evita por completo referirse al modo en que rellenó la tarjeta de desembarque y tampoco precisa si firmó o no una declaración por la que renuncia a su pasaporte marroquí.

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