Se trata de la primera audiencia en el Congreso sobre el tema desde que la ley entró en vigor hace 17 años. De anularse la ley, conocida en inglés como «Don’t ask, don’t tell» (DADT) -algo así como «No preguntes y yo no te cuento»-, sería la primera vez en la historia del país que los soldados que proclamen abiertamente su homosexualidad puedan prestar servicio en el Ejército sin temor a ser despedidos. Gates dijo que el grupo de trabajo, que tendrá un año para revisar la política actual y hacer las debidas recomendaciones, estará encabezado por el principal abogado del Pentágono, Jeb C. Johnson, y por el general Carter F. Ham, comandante del Ejército de EE.UU. en Europa.
Agregó que, mientras se pone en marcha esa revisión, el Pentágono estudiará las formas de aplicar la ley actual «de forma más justa y humana», en alusión a la posibilidad de que las autoridades castrenses no tomen represalias contra soldados homosexuales cuya orientación sexual haya sido revelada por terceros. Gates dijo que el Pentágono tiene un plazo de 45 días para hacer una recomendación al respecto. En la misma audiencia, el jefe del Estado Mayor Conjunto, el almirante Mike Mullen, dijo que la ley en vigor lo que ha conseguido es que «los hombres y mujeres mientan sobre quiénes son para poder defender a sus conciudadanos». «Lo correcto sería permitir que los homosexuales puedan dar servicio», aseguró Mullen.