«Se los di al pastor (que encabezaba el grupo) para que les diera una vida mejor, pero ahora me siento arrepentida», dijo la mujer momentos antes de que agentes de policía la condujeran al interior de las dependencias para prestar declaración.
Según explicó la madre, el pastor le aseguró que podía proporcionar a los pequeños una vida mejor que la que tendrían si seguían en la situación en la que estaban.
Los estadounidenses fueron detenidos este fin de semana cuando pretendían cruzar la frontera con República Dominicana a bordo de un autobús en el que viajaban también 33 niños haitianos de edades entre dos meses y 12 años, sin documentos.
Antes de la aparición de la mujer, la ministra haitiana de Comunicación y Cultura, Maire Laurence Lassec, dijo este lunes que «parece que varios de los niños tienen padres», pero no dio más precisiones al respecto.
Para este lunes se anunció que los norteamericanos, que dicen pertenecer a una organización bautista llamada «New Life Children’s Refuge» (Refugio de Niños Nueva Vida) con sede en Idaho, iban a comparecer ante un juez de Puerto Príncipe, pero Lassec aclaró por la tarde que finalmente la comparecencia no se produjo ante la falta de traductor.
El reverendo Clint Henry, que ejerce su ministerio en un templo de la ciudad de Meridian (Idaho), del que son feligreses algunos de los detenidos, confirmó a CNN que los detenidos van este lunes a comparecer ante el juez y dijo que rezará para que «las cosas se aclaren».
Henry reiteró el argumento con el que los detenidos han tratado de defenderse de las acusaciones de querer secuestrar a los niños.
«La intención era simplemente ir allí y tratar de ser una ayuda para los niños que quedaron huérfanos en el terremoto. Era nuestra intención ser parte de un nuevo orfanato», agregó.
Según la ministra Lassec, los niños que los estadounidenses se llevaban a República Dominicana «no tenían ninguna documentación ni ningún papel con ellos, así que la policía llamó a la dirección en Puerto Príncipe y ordenaron la vuelta del autobús».
Lassec también explicó que las autoridades haitianas son conscientes de que tras el terremoto ha habido muchos intentos de robos de niños y, debido a eso, han reforzado la vigilancia en las fronteras y en el aeropuerto de la capital.
La ministra dijo que, según datos de Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), se ha llegado a pagar hasta 25.000 dólares por un niño haitiano.
Precisamente, el secretario de Estado de Seguridad Pública de Haití, Aramick Louis, hizo este lunes un llamamiento a la policía para «aumentar la vigilancia en lo que tiene que ver con los desplazamientos de niños».
Por su parte, el director General de la Policía Nacional haitiana, Mario Andrésol, dijo este lunes que «muchos niños» desaparecieron en los días siguientes al terremoto del pasado 12 de enero, aunque no dio cifras exactas.
Según Andrésol, el hecho de que decenas de miles de familias vivan a la intemperie desde el sismo hace posible que se intensifique el tráfico de menores, ya que pasan todo el día en la calle expuestos al contacto con desconocidos.
Aseguró que en los días posteriores al terremoto todo el mundo hablaba del «Loupgarou» (el ogro u hombre del saco), un personaje de la mitología local que roba a los niños para comérselos, para tratar de explicar la desaparición de los menores.
Andrésol dijo que la policía carece de cifras concretas porque muchas de esas desapariciones no fueron denunciadas, pero hizo que la policía intensificara sus controles en las fronteras y los aeropuertos.
Además, está creando una base de datos para censar con prioridad a los niños que viven en los campamentos.
La policía ha conocido casos de familias que venden a sus niños por no poder mantenerlos a todos, como el caso de una madre con ocho hijos, aseguró.
El destino de los niños robados, vendidos, o secuestrados, puede ser la adopción, en el mejor de los casos, o el trabajo esclavo para familias que los recogen para servicios domésticos, aunque también se han dado casos de tráfico sexual y hay fundadas sospechas de que algunos han sido víctimas del tráfico de órganos, aseguró Andrésol.
En Madrid se anunció este lunes que un equipo español, con ayuda de las fuerzas de seguridad haitianas, analizará 5.000 muestras genéticas de niños que buscan a sus padres y de familias que denunciaron la pérdida de sus hijos después del sismo.
Acompañada por la embajadora haitiana, Yolette Azor-Charles, la secretaria de Estado de Cooperación de España, Soraya Rodríguez, explicó este lunes que el Gobierno español ha ofrecido gratuitamente a Haití el programa ADN-Prokids (ADN por los niños) de la Universidad de Granada, que ha permitido identificar a unos 200 menores en doce países desde el año 2006.