lunes, diciembre 23, 2024
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Los soldados colombianos cambian las armas por el circo

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Los jóvenes y ancianos de este municipio han podido olvidar por un rato sus preocupaciones dando rienda suelta a las carcajadas cuando ven a un soldado-payaso brincando con espasmódicos movimientos, mientras se emocionaban al son de las melódicas voces de una pareja de oficiales armados únicamente con micrófonos y letras que hablan del respeto.

Se trata del Circo de Colombia, formado por soldados, oficiales y reclutas campesinos del Ejército, que llevan «un mensaje artístico y de paz», pero sobre todo buscan mejorar la imagen de las Fuerzas Armadas entre la ciudadanía en lugares como Soacha. Así lo explica el comandante del Circo de Colombia, el sargento viceprimero Óscar Francisco Yela, poco antes de cargar sobre sus hombros a otro compañero e iniciar sus equilibrios sobre una cuerda suspendida unos metros sobre el suelo.

Acróbatas, saltimbanquis, funambulistas, cantantes y payasos forman parte de un circo gratuito que sería similar a cualquier otro si no fuera porque sus artistas visten ropa de camuflaje que contrasta con la colorida carpa que abarrotan cerca de ochocientas personas de todas las edades. Un espectáculo dirigido a familias y escuelas, pero que se llena de ancianos, los invitados especiales a la función y cuyos rostros reflejan el asombro y la ilusión de aquellos niños que una vez fueron.

«Es importante ver la alegría de la gente, la acogida y los aplausos; ver que un niño lo agradece, te abraza o te pide un autógrafo; o ver que la familia se une más. Eso es alegría, la satisfacción de brindar ese espectáculo y que se marchen a casa a reflexionar sobre el trabajo que hacemos aquí», recalca Yela.

Este proyecto nació hace 16 años con el objetivo de recuperar el tejido social en las zonas más humildes y castigadas por la pobreza y «los valores humanos que se han ido perdiendo». El júbilo del público contrasta en algún momento con el silencio, cuando un recluta relata una fábula cuya moraleja es el peligro de las drogas, el alcohol y las armas ilegales.

«No podemos negar que hay dificultades en nuestro país, pero pienso que el trabajo social vale más que cualquier otra cosa porque, a través de disparar sonrisas y alegrías, podemos sentir el calor de la comunidad», admite Yela. Y es que ver a un soldado suspendido en el aire, dibujando armónicos movimientos al son de las notas de la canción «Alegría» del Cirque du Soleil, supone un cambio en el estereotipo del guerrero aguerrido y rudo que los habitantes de Soacha tienen de un Ejército inmerso en una guerra y que ha afectado a muchos de ellos de forma directa y cruel.

La recompensa a este trabajo social se verá plasmada en la participación del Circo de Colombia como invitado especial en el Festival Iberoamericano de Teatro, que comienza el próximo 19 de marzo en Bogotá. Aunque el verdadero honor para estos soldados son los abrazos y agradecimientos que reciben al finalizar la función, así como la satisfacción de haber ganado la batalla más difícil en el territorio menos propicio, convertidos en héroes sin disparar una sola bala.

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