La intervención del marfil, que se produjo en un domicilio particular de El Masnou, vino dada por una investigación que el Seprona mantenía abierta sobre la posible introducción ilegal de este tipo de producto.
Los 24 colmillos sin tallar tenían un peso de 210 kilogramos y, en el momento de su intervención, el propietario no acreditó poseer la documentación CITES, infringiendo con ello el reglamento relativo a la protección de especies de fauna y flora silvestre mediante el control de su comercio.
Como consecuencia de la actuación, la Guardia Civil instruyó un acta por infracción de contrabando remitida a la Aduana de Barcelona.