Los barcelonistas, favoritos en todos los encuentros que juegan esta temporada, estuvieron contra las cuerdas en el primer partido. Malos porcentajes en los lanzamientos, escaso control en el rebote y demasiados nervios llevaron al Barça a una situación límite.
Xavi Pascual, entrenador del equipo catalán, destacó tras el encuentro que su equipo, a falta de otras virtudes, supo sufrir para «encontrar soluciones con paciencia», especialmente en la recta final del partido.
A seis minutos para el final, los locales perdían por 57-60, pero a partir de entonces, el Barça se entonó, especialmente Pete Mickeal, que anotó dos triples consecutivos y una canasta de dos. Hasta entonces, los azulgrana habían fallado 19 de los 22 triples intentados.
Uno de los principales problemas de su equipo radicó en la falta de juego interior, faceta en la que únicamente brilló Boniface N’Dong (14 puntos, 7 rebotes). Ni Lorbek (6 puntos, 5 rebotes) ni Vázquez (5 puntos, 3 rebotes) estuvieron a su nivel, pero tampoco los tiradores del Barça tuvieron su noche.
Eliminatoria igulada
Pese a ello, los azulgrana ganaron y se aseguraron la primera victoria de la eliminatoria, la más complicada seguramente de la serie, como quedó demostrado en los otros encuentros de cuartos de final, puesto que el Partizán sorprendió a domicilio al Maccabi (77-85) y el Olympiacos sufrió ante el Prokom (83-79).
Si el Barça consigue este jueves el triunfo, presionará enormemente al Real Madrid, que ha perdido los cuatro partidos jugados esta temporada contra los azulgrana, y necesitaría ganar tres encuentros consecutivamente para darle la vuelta a la situación.
El único jugador con problemas físicos de los locales es Terence Morris, que apenas pudo jugar dos minutos antes de retirarse por un problema en la espalda. Su presencia no está confirmada para el encuentro de mañana.