lunes, noviembre 25, 2024
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Los síntomas de «hijo dictador» empiezan desde los 4 años

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Los síntomas del «hijo dictador», aquel que trata de imponer sus propias leyes y condiciones en su casa y a sus padres -muchas veces de forma agresiva-, comienzan desde los cuatro o cinco años en las clases medias o altas de la sociedad y se debe principalmente a la educación «ineficiente» que recibe.

Así lo ha explicado en una entrevista con EFE el psicólogo de la Fiscalía de Menores Javier Urra, quien ha abogado por sensibilizar a la sociedad, a los padres y educar a los niños y jóvenes para que lleven su vida «en sus propios brazos», temas que trata hoy en el curso de la Uned «Cambios sociales y familiares: Del padre autoritario al hijo dictador» que se celebra en Motril.

Durante el pasado año hubo en España 8.000 denuncias contra hijos, el setenta por ciento contra varones, mientras que la práctica totalidad de las víctimas eran las madres, ha informado.

Principalmente, este «síndrome del emperador» se da en familias en las que la madre quiere imponer una norma y el padre es «light», también en las que el padre agrede a la madre, en la que están separados «y está cada uno en un sitio» o porque hay padres «que quieren comprar el cariño de los hijos».

En la sociedad actual «los padres creen que los niños pueden coger un trauma en cuanto se les diga algo», ha señalado Urra, quien cree que no se deben consentir determinados comportamientos porque «el terreno que se va perdiendo, el niño lo adquiere como un hábito».

El problema empieza muy pronto, cuando no quieren recoger los juguetes y se les permite, ya que «hay padres que no pueden con sus hijos desde los cuatro años, y encima lo dicen delante de ellos, con lo que ya adquieren la consciencia de que son unos dictadores», ha indicado el psicólogo.

«Una cosa es que un niño coja una rabieta, lo malo es cuando el niño empieza a disfrutar», ha explicado Urra, quien ha dicho que es necesario que los padres, al ver el problema, empiecen a hablar con profesionales «pero no creyendo que el problema está en el niño», sino para ver qué falla en sus pautas educativas.

El psicólogo ha afirmado que «ningún niño nace pequeño dictador» y que a veces hay padres «que no son adultos» y que generan estos comportamientos porque «hacen todo tipo de concesiones para no tener problemas y al final lo que generan es un problema».

Una vez que estos niños ya tienen nueve o diez años la solución es ir a los servicios sociales y cuando son mayores de catorce años y son agresivos con sus padres «hay que ir a la Fiscalía y poner una denuncia contra el hijo».

Urra sabe que se trata de algo «duro pero necesario», porque a veces el hijo tiene que salir del hogar, para lo que ya se han creado centros especializados en Madrid y Valencia, donde suelen ser sancionados por los jueces a un año de privación de libertad.

La edad más conflictiva son los 15-17 años, sobre todo si cuentan con un grupo de amigos conflictivos o consumen alcohol o drogas, aunque la situación suele «tranquilizarse» cuando pasan esa edad y empiezan a trabajar o encuentran una pareja.

Sin embargo, Urra ha alertado de que se trata de una violencia de género, ya que «un chaval que le pega a su madre es más probable que el día de mañana agreda a su pareja».

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