José Luis Rodríguez Zapatero cumple este jueves diez años al frente del PSOE en su peor momento de imagen ante los ciudadanos por la gestión de la crisis, que empaña una década que comenzó liderando una oposición constructiva al PP y continuó con cuatro años de medidas sociales en plena bonanza económica.
El 22 de julio del año 2000, de manera inesperada, Zapatero fue elegido secretario general del PSOE en medio de la mayor crisis interna del socialismo español en décadas, liderando un movimiento de nuevo cuño bautizado como «Nueva Vía».
Zapatero, en la declaración de principios de su proyecto, proclamó la lealtad a las raíces y al pasado del PSOE, y defendió un partido «ágil, dinámico y moderno», con autoridad, pero sumando «las capacidades de todos».
Pese a que parecía tener en contra a todas las «familias» del socialismo, Zapatero no dudó en desafiar al todopoderoso aparato de Ferraz y se fue abriendo paso entre los militantes -hartos de los bandazos del partido desde la renuncia de Felipe González-, gracias a un minucioso trabajo casi a pie de calle.
Junto a su «número dos», José Blanco, Zapatero se midió con pesos pesados del socialismo como José Bono, Rosa Díez y Matilde Fernández y, finalmente, sacó nueve votos al entonces presidente de Castilla-La Mancha.
Llena de rostros desconocidos, con una media de edad de 40 años, la nueva Ejecutiva socialista no tenía representación de los tradicionales sectores del partido: ni guerristas, ni renovadores.
Zapatero aterrizó suave en el escenario de la política nacional, haciendo gala de su mantra -«Talante, talante, talante»- y apostó por el cambio tranquilo y una oposición constructiva, lo que se tradujo en un fluido diálogo con el Gobierno de José María Aznar que permitió firmar dos acuerdos significativos: el pacto por las libertades y contra el terrorismo y el pacto por la Justicia.
Pero no faltaron enfrentamientos con el PP por asuntos como el hundimiento del petrolero «Prestige».
Una de las actuaciones más polémicas de Zapatero fue cuando el 12 de octubre de 2003, durante el desfile del Día de la Hispanidad, permaneció sentado y no se levantó al paso de la bandera estadounidense en protesta por la guerra de Irak.
Las elecciones de 2004 estuvieron marcadas por los atentados del 11-M y por la amarga batalla posterior entre PP y PSOE a cuenta de la autoría de los mismos, y, pese a que días antes de los comicios el Centro de Investigaciones Sociológicas vaticinaba una mayoría absoluta del PP, los socialistas vencieron con cinco puntos de ventaja.
En su programa, Zapatero llevaba la retirada de las tropas españolas en Irak y esa fue su primera medida nada más acceder al Gobierno.
Con su llegada a la Moncloa, el partido quedó en manos de José Blanco, que lo condujo con mano de hierro.
Poco queda del PSOE que heredaron, porque Zapatero y Blanco han ido moviendo piezas hasta conseguir un partido a su medida, en una tarea no exenta de dificultades, en las que tuvieron que dinamizar la vida orgánica del socialismo español.
Una década después, se han «jubilado» los tradicionales «barones» de la época de Felipe González, e incluso muchos de los dirigentes de «Nueva Vía» tienen ahora papeles muy secundarios, como Jesús Caldera o Juan Fernando López Aguilar.
Su primera legislatura, que se desarrolló en un contexto de bonanza económica, estuvo caracterizada por la política social, con la aprobación de leyes como la del matrimonio homosexual, igualdad, contra la violencia de género o dependencia.
El terrorismo también marcó esos primeros cuatro años y, en marzo de 2006, ETA anunció un alto el fuego permanente que alumbró un proceso de paz que el Gobierno dio por «roto, liquidado y acabado» en enero de 2007, tras el atentado de la T-4 del aeropuerto de Barajas.
También se dio un impulso reformista a los estatutos de autonomía, que tuvo en el catalán su principal exponente. Y durante estos diez años los socialistas han alcanzado otro de sus sueños: gobernar en el País Vasco.
«Con Z de Zapatero» fue el eslogan que el PSOE escogió para una campaña «desenfadada» con la que pretendía explicar los logros del Gobierno en esa legislatura, con la mirada puesta en las elecciones generales de 2008, que volvió a ganar.
Una década después de aquel caluroso día de julio de 2000, en algunos sectores del PSOE ha comenzado a hablarse tímidamente de recambio.
Eva Santos