La fuerza ISAF de la OTAN aseguró este miércoles que parte del ingente material secreto estadounidense que se ha filtrado es «indicativo de las razones» por las que se modificó la estrategia en la región y se optó por un enfoque conjunto en Afganistán y Pakistán.
En rueda de prensa, un portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), el general Josef Blotz, condenó la publicación de los más de 90.000 documentos militares secretos norteamericanos por parte de la organización «Wikileaks», y sostuvo que esto no tendrá «ningún impacto» en la relación de la misión de la OTAN con los Gobiernos de Pakistán y Afganistán.
«Alguna de la información en estos documentos es indicativa de las razones por las que hemos modificado nuestra estrategia para fortalecer nuestra relación con nuestros socios afganos y paquistaníes», analizó el general.
Desde la llegada a la Presidencia estadounidense de Barack Obama, el término «AfPak» acuñado por el enviado especial de Washington Richard Holbrooke ha hecho fortuna para describir a ambos países como un teatro de operaciones conjunto.
Parte de los informes se hacen eco de contactos de los servicios secretos paquistaníes (ISI) con los talibanes afganos y de un supuesto apoyo logístico a la red Haqqani, acusada de perpetrar algunos de los ataques terroristas más duros durante los últimos años.
El general Blotz expresó su convencimiento de que el Ejército paquistaní hace todo lo posible para desmantelar las redes integristas en la frontera afgano-paquistaní.
Pero opinó que lo que se desprende de los documentos sólo supone una sorpresa «para las personas que no han leído periódicos durante los últimos tres años», mientras que el portavoz de Defensa afgano, Zahir Azimi, también presente en el encuentro con la prensa, insistió en la postura oficial afgana de que los refugios terroristas se hallan «más allá de la frontera», en Pakistán.
Blotz también se refirió al ataque con proyectiles que acabó con la vida de 52 personas en la provincia sureña de Helmand el pasado día 23, achacado por el presidente Hamid Karzai a la ISAF, algo que ésta niega por el momento.
El general reiteró que la ISAF está efectuando una investigación con las autoridades afganas en la aldea helmandí de Regi y aseguró que sería «prematuro» sacar conclusiones al respecto, pese a que su organización había dicho con anterioridad que las «acusaciones», a partir de la información disponible, eran «infundadas».