Las personas que trabajaron en la recogida del chapapote vertido por el Prestige sufrieron daños respiratorios que persistieron hasta dos años, además de elevadas tasas de alteraciones cromosómicas e incremento del riesgo de cáncer. Un grupo de investigadores españoles ha publicado en la revista estadounidense ‘Annals of Internal Medicine’ un estudio que analiza los daños dejados dos años después del vertido en 501 personas que estuvieron altamente expuestos a él, comparándolas con 177 que no tuvieron ningún contacto.
La hipótesis de los científicos es que la participación en la limpieza de las 67.000 toneladas de petróleo estuvo asociada a síntomas respiratorios persistentes, indicadores elevados de lesiones en las vías respiratorias y daño cromosómico. Los investigadores advierten que sus resultados «no pueden extrapolarse a otros grupos de limpieza o a la población que vive en el área del derrame, pero piden que «las autoridades responsables de organizar las labores de limpieza» en otros vertidos «tomen las medidas apropiadas» para proteger a quienes limpian.