El portavoz parlamentario de CiU, Oriol Pujol, ha evitado desautorizar al eurodiputado de CiU, Ramon Tremosa, que este miércoles ha insistido en relacionar con el franquismo la decisión del presidente de la Generalitat José Montilla, de elegir como fecha electoral el 28 de noviembre, que coincide con el Barça-Madrid.
Tremosa escribió anoche desde la red social en Internet Facebook que Montilla «es el presidente que Franco soñaba para una Cataluña en democracia» y criticó que hubiese elegido como fecha de las elecciones catalanas precisamente el día en que gran parte de la atención se concentraría en la disputa del clásico en el Camp Nou.
Este miércoles, Pujol ha evitado en rueda de prensa desautorizar las palabras de Tremosa y ha asegurado que no le consta que desde CiU se le haya presionado para rectificar. Oriol Pujol, no obstante, ha asegurado que el eurodiputado, «consciente del alboroto» que han generado sus declaraciones, estaba a punto de lanzar unas «aclaraciones» desde su blog en Internet.
En efecto, Tremosa ha ampliado sus reflexiones al respecto, pero lejos de retractarse ha abundado en su comparación. «Para una Cataluña autónoma Franco siempre habría deseado un presidente dócil al centralismo que él creó (AENA es un invento del año 1970 y no ha sufrido cambios desde entonces). Para una Cataluña autónoma Franco siempre habría deseado un presidente sin ambición nacional catalana, regionalista y claudicante al españolismo del Estado que practican los altos funcionarios de Madrid, ha señalado.
Según Tremosa, ni los ex presidentes Jordi Pujol (CiU) ni Pasqual Maragall (PSC) «respondieron a este perfil derrotado, que condena a la desaparición a la nación catalana, pero en cambio Montilla «se despide como presidente de Cataluña con un gesto inequívoco de franquismo sociológico». «Que un gobierno de izquierdas como el tripartito, desde su pretendida superioridad moral, acabe la legislatura convocando las elecciones en un día de partido Barça-Madrid me recuerda inevitablemente los últimos años del franquismo, ha añadido.
Tremosa ha subrayado que «al final de la dictadura todo servía para tapar la mala política y la mala gestión económica y el fútbol, como gran deporte de masas que entonces empezaba a ser, era el circo perfecto para aquel dictador cínico que llegó a decir ‘haga como yo y no se meta en política'».