domingo, noviembre 24, 2024
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El largo viaje de las tortugas bobas, del Atlántico al Mediterráneo

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Investigadores de la Estación Biológica de Doñana han determinado que las tortugas bobas pequeñas pueden tardar hasta un año en salir del Golfo de México, pasar por el Atlántico y llegar al Mediterráneo.

Las tortugas recién nacidas se desplazan siguiendo las corrientes marinas dominantes y viajan a la velocidad de las corrientes, mientras que las juveniles y adultas pueden navegar de forma independiente y a mayor velocidad.

Un estudio elaborado por científicos del CSIC, la Universidad de Barcelona y el Instituto Canario de Ciencias Marinas determinó que el 80 por ciento de las tortugas bobas (caretta-caretta) que llegan al Mediterráneo provienen las costas de Florida, que este año han sufrido las consecuencias del vertido de crudo de la plataforma de BP.

También determinaron que hay tortugas que llegan a las costas españolas desde Brasil, Colombia, Panamá, y México, el sureste de Europa y el oeste de África.

La investigación, que ha durado unos seis años, ha consistido en recolectar y analizar muestras de cuatro mil tortugas bobas para armar una biblioteca de marcadores genéticos y determinar la estructura de los genes de las tortugas según las zonas de desove.

«Hemos mejorado la capacidad para distinguir entre las zonas de anidación y por tanto, optimizamos las gestiones para asignar un animal aislado encontrado en el mar a su lugar de origen, ha explicado a EFEverde el coordinador de la investigación y biólogo del CSIC, Adolfo Marco.

El estudio, en el que participaron expertos mexicanos, colombianos y españoles, también analiza los efectos de la contaminación marina y otros cambios ambientales globales sobre la fecundidad, el desarrollo embrionario y la supervivencia en diversas especies de tortugas.

En la actualidad se revisan muestras recolectadas en las costas de Francia y el litoral atlántico africano para determinar las condiciones de esas zonas.

Los científicos notaron que la longevidad de las tortugas bobas se enfrenta tanto a los riesgos ambientales como al saqueo de huevos en los nidos, las pesca de palangre y la caza directa de las tortugas madres para consumir su carne.

«La longevidad potencial se estima en 60 años, aunque otros afirman que las tortugas llegan a vivir 100 años. La realidad actual es que muchas no llegan a la edad adulta debido a la contaminación, la cacería y la pesca. Las que lo consiguen sólo logran aparearse pocas temporadas. Esto conduce a las tortugas a la extinción, ha explicado Marco.

En la investigación se describe al Estrecho de Gibraltar como una barrera asimétrica en el intercambio de tortugas entre el Atlántico y el Mediterráneo.

Esto quiere decir, según ha declarado Adolfo Marco, que en el Estrecho se han encontrado tortugas careta de dos orígenes: origen mediterráneo (Grecia, Turquía, Libia) y origen atlántico (Estados Unidos, México, Cabo Verde), y han encontrado tortugas de ambos orígenes en los dos lados del Estrecho.

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