El tan esperado aumento de la tributación de las rentas altas, la subida de impuestos para los ricos, se ha quedado en poca cosa.
A la vista del cambio, se entiende por qué el Gobierno era tan reservado a la hora de publicitarlo. La medida, que afectará a los poco más de 100.000 contribuyentes que tienen una base imponible de más de 120.000 euros, supone crear dos nuevos tramos impositivos que elevarán el tipo máximo hasta el 45%, pero que sólo permitirán recaudar al Gobierno 200 millones de euros más al año. El secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Carlos Ocaña, ya había advertido que no eran previsibles grandes cambios, «siempre decimos que en una sociedad como la española, donde casi todos somos clase media, la solución a problemas fiscales no viene por gravar significativamente más a un colectivo concreto, explicaba. De ahí que, desde el ministerio de Economía y Hacienda se hable de «ajuste» y no de reforma.
«No es momento de tomar decisiones fiscales porque la situación económica no nos deja y porque ya hemos acometido una medida de bastante impacto, que es la subida del IVA, con lo cual hay poco margen para hacer más cosas, añaden.
El secretario general de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda, Francisco de la Torre, coincide en que «si uno no quiere tocar a la clase media, es prácticamente imposible recaudar una cantidad significativa que ayude en estas magnitudes».
El Ejecutivo ha aprovechado también la coyuntura para poner coto a una práctica extendida entre las Sicav, las Sociedades de Inversión Colectiva de Capital Variable, uno de los principales vehículos de inversión de las grandes fortunas. La ley les permitía recuperar fondos de la sociedad sin tributar por ello. «Las Sicav, explica De la Torre, «tributan al 1% y es bastante habitual encontrarse con casos en los que estas sociedades no han repartido nunca dividendos entre los participantes porque éstos tributan al 21%». Es decir, sólo pagaban el impuesto de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, que oscila entre el 0,5% y el 1% de los fondos que obtenían de sus sociedades, mientras que si lo que se hubieran distribuido fueran las ganancias, habrían tenido que pagar el 19% por los primeros 6.000 euros de beneficios y el 21% por el resto de la plusvalía.
Durante los últimos meses, inversores tan relevantes como Amancio Ortega (fundador de Inditex), la familia del Pino (primer accionista de Ferrovial) o Alicia Koplowitz han utilizado en sus Sicav esta fórmula para minimizar el pago de impuestos. Según datos de la CNMV, en España hay 3.201 Sicav, con un patrimonio que ronda los 26.500 millones de euros. El impacto en la recaudación de esta medida es incierto, pero algunos expertos calculan que no llegaría a los 150 millones de euros.
La tercera disposición que afectará a las rentas altas será la tributación de las retribuciones plurianuales, como por ejemplo los bonus, de forma que se establece un límite máximo de 300.000 euros para poder beneficiarse de la reducción del 40% en la tributación, el resto, no tendrá descuento. Desgraciadamente, muchos de los premios por productividad han desaparecido porque estaban ligados a la evolución de la Bolsa.
El conjunto de las medidas fiscales aprobadas el viernes en Consejo de Ministros permitirán aumentos de la recaudación de 2011 de algo más de 300 millones de euros, una cantidad muy exigua cuando el objetivo es recortar un déficit que ronda los 115.000 millones de euros. Por ello todos cruzan los dedos a la espera de que la reactivación económica permita ir ingresando más a través de impuestos como el de IVA y Sociedades y se siga reduciendo el gasto.