El 29-S sólo se ha notado en la sesión de control al Gobierno por la falta de 7 diputados y por la existencia de servicios mínimos al 27% para los funcionarios. Como se esperaba, faltaron los tres de ERC, los dos de IU-ICV y los dos del BNG. El diputado socialista Antonio Gutiérrez, ex secretario general de CCOO, sí ha acudido a las Cortes aunque apoya el derecho de huelga y participará en las protestas callejeras contra la reforma laboral.
«Vengo a trabajar» dijo José Luis Rodríguez Zapatero antes de entrar en el hemiciclo. Las referencias a la huelga fueron continuas en las preguntas al presidente. Tras su oferta de diálogo a los sindicatos, Josep Antoni Duran i Lleida pidió detalles sobre los contenidos de esa negociación.
Zapatero repitió que está dispuesto a hablar de la reforma del sistema de pensiones, las políticas activas de empleo, la negociación colectiva y la puesta en marcha del sistema austríaco. Pero su oferta fue acompañada de un recordatorio. El de que empresarios y sindicatos «tienen la obligación de contribuir al diálogo más allá de esta huelga».
Duran alertó a Zapatero de que no es conveniente «jugar con las pensiones para congraciarse con los sindicatos». También de que una huelga general «nunca tiene éxito si no modifica la política del Gobierno».
Mariano Rajoy prefirió incidir en la cuestión de la competitividad y en la influencia de los presupuestos para crear empleo. Zapatero negó que España haya caído 9 puestos y mantuvo que la tasa ha crecido un 2,5% y que las exportaciones han crecido por encima de la media de la zona euro.
La portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, auguró que los presupuestos constituyen «el testamento de Zapatero» porque «cogió un país en marcha y lo deja parado». María Teresa Fernández de la Vega opinó que el PP «tira los presupuestos sin haberlos leído, silencia la corrupción y hace populismo con la inmigración» además de usar la crisis como «ariete electoral».