jueves, noviembre 28, 2024
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‘Sor Internet’, expulsada del convento por culpa de unas keniatas

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Sor María Jesús Galán, que ha anunciado en Facebook su expulsión del convento toledano de los dominicos, dice no sentir rencor por lo ocurrido y se declara preparada para iniciar «una nueva vida» y cumplir su sueño de conocer Londres y Nueva York.

«Estoy tranquila y con paz. Son cosas que ocurren y lo mejor es seguir adelante», ha dicho la ya «exmonja» en declaraciones a Efe, tras anunciar el pasado martes que la habían echado del convento.

«Hoy me han echado del monasterio. Hay unas keniatas que me han hecho la vida imposible. La envidia ha jugado mala pasada y han ganado ellas. Hoy fue el delegado de vida religiosa y, junto con la priora y otras dos monjas, han decidido que yo me marchara para que quedaran tranquilas las keniatas. No tienen vocación, pero vienen a coger dinero para las familias», escribió la monja en Facebook.

‘Sor Internet’, como así la rebautizaron en una entrevista en diciembre de 2008, no ha querido explicar los pormenores que rodearon su expulsión del convento para no «herir también a personas que no han tenido ni parte ni culpa en el asunto».

«Han sido 34 años de vida religiosa de la que nunca me he arrepentido y he sido feliz», afirma la exmonja, que en su perfil de Facebook ha colgado una foto en blanco y negro del rostro de una mujer con una lágrima brotando de un ojo.

La exmonja se ha inscrito en las listas del paro y busca trabajo como contable. «Están las cosas difíciles, pero espero poder encontrar algo», afirma.

Galán tiene que empezar de cero porque su vida religiosa no se contabiliza para recibir compensaciones por estar en paro, aunque se muestra optimista gracias a su larga lista de amigos y, sobre todo, a sus profundos conocimientos de Internet.

Ella misma contó a Efe como en ocasiones, en el convento, cuando no le funcionaba un ordenador se entretenía en desarmarlo y volverlo a armar.

Fuentes del Arzobispado de Toledo han indicado a Efe que no han tenido intervención alguna en la expulsión de la monja, que ha sido una decisión que ha tomado de forma autónoma la congregación de las religiosas y no tiene «ninguna versión que ofrecer».

‘Sor Internet’, que el primero de enero cumplió 54 años, entró en el convento de clausura toledano de Santo Domingo El Real (1364) «llamada por la Fe» en 1976 y fue la archivera del monasterio en el que introdujo las nuevas tecnologías.

«El archivo ha sido para mí en momentos difíciles un aliciente. He disfrutado mucho y he aprendido mucho. También, gracias al monasterio de Santo Domingo el Real he ganado muchos amigos, incluso una placa de reconocimiento por la utilización de las nuevas tecnologías», explica sor María Jesús.

El 31 de mayo del año pasado, ‘Sor Internet’ recogió de manos del presidente regional, José María Barreda, la Placa del Reconocimiento al Mérito Regional por su labor de «catalogación de documentos y libros de la biblioteca conventual, la introducción de tecnologías en un ambiente tradicional y la contribución a su difusión por la red».

María Jesús Galán afirma: «Es triste lo que ha pasado, pero estoy tranquila y si Dios quiere, saldré adelante. Entré muy joven en el monasterio», en el que ha estado 35 años, «y ha sido mi vida», afirma.

En una segunda entrevista el 22 de mayo de 2010 a propósito de la concesión de la Placa al Mérito Regional, sor María Jesús dijo a Efe que, aunque viajar «no es virtud», le gustaría conocer Londres y Nueva York, ésta última ciudad porque le atraía mucho.

«No me quiero morir sin ir a Londres y Nueva York», afirmó entonces, aunque era realista y lo consideraba «difícil» porque nunca tuvo vacaciones, pero «quién no te dice que de aquí a diez años nos dan 15 días de vacaciones y entonces…».

Tras su expulsión del convento, sor María Jesús dice que quizás ahora sí podrá cumplir sueño. «¿Te das cuenta que podré ir a Londres y a Nueva York? Siempre he pensado que si deseas algo mucho, al final Dios te lo concede», señala en sus declaraciones.

«Es tiempo de empezar una nueva vida. Estoy tranquila y en paz. No quiero hacer daño a nadie. No merece la pena. Además, ha sido bonito reencontrarme con los amigos de la infancia y juventud. Con canas, algunas teñidas», relata.

«También con achaques, pero con la misma alegría de siempre. En Facebook tengo puesto que nací feliz, vivo feliz y moriré feliz. Pase lo que pase, la felicidad no nos la pueden quitar, aunque a veces llore el corazón», concluye.

Redacción

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