Isabel García, mujer de Santiago del Valle, contó a la Policía Nacional, en Pajaroncillo (Cuenca), donde fueron detenidos el 25 de marzo de 2008, que ella sabía que «su marido era el asesino» de la niña Mari Luz Cortés.
Pese a su declaración en la vista oral, en la que inculpó de todo lo sucedido a su cuñada, exculpando a su marido, el agente de Policía Nacional que le tomó declaración en aquel momento ha indicado este lunes que «nunca se autoinculpó y que estuvo dispuesta a colaborar», y que si bien en un primer momento cuando los vio en la estación de autobuses «se quedó muda», después «habló muchísimo».
Ha asegurado que contó que el día de la desaparición durmió la siesta y que cuando se despertó no estaban ninguno de los dos -en alusión a los hermanos-; que al poco tiempo llego Santiago nervioso y con las botas manchadas de barro y le pidió que salieran a dar una vuelta.
Ha precisado que ésta insistía en el «nerviosismo» de su marido y en que él le advirtió de que «si había mucho alboroto en el barrio porque una niña había desaparecido que se mantuviera al margen».
Además, apuntó que la noche de la desaparición «habían lavado la ropa y las botas» con las que él llegó y que acordaron marcharse de Huelva, indicando además que Isabel «le tenía mucho miedo». Este testigo ha asegurado que las declaraciones tanto de Santiago como de Rosa fueron voluntarias, negando con ello la coacción que el acusado esgrimió el primer día del juicio.
La policía no duda de la responsabilidad de Del Valle
Los agentes de la Policía Nacional que participaron en la investigación del caso Mari Luz Cortés han mostrado este lunes en sus declaraciones en la vista oral su convencimiento de que Santiago del Valle, que fue sospechoso desde el principio, fue el responsable de la muerte de la niña. Durante la jornada de este lunes han prestado declaración varios agentes de los que participaron en la investigación que han detallado el desarrollo de la misma desde su inicio, el 13 de enero de 2008 cuando desapareció la pequeña, hasta el 25 de marzo con la detención de los acusados, y de la mujer de Santiago, Isabel García, en Pajaroncillo (Cuenca) y sus posteriores declaraciones.
El comisario coordinador de la investigación ha indicado que la hipótesis de que hubiera sido el acusado, por un presunto ataque sexual, era una de las barajadas desde el principio -llegando a pedirse mandamiento de entrada y registro en su vivienda y de intervención de sus teléfonos el 17 de enero, sólo cuatro días después de la desaparición- junto a la posibilidad de un accidente o un secuestro.
Con respecto a su detención en Pajaroncillo, ha explicado que se «precipitó» por las contradicciones manifestadas por el matrimonio en Granada, cuando fueron detenidos por primera vez, y al hecho de que querían salir del país, llegando incluso a consultar al banco la posibilidad de hacerse con una tarjeta de crédito para sacar dinero sin tener que regresar.
Según el testimonio de este testigo, en su declaración en Cuenca, Santiago «asume directamente su vinculación en los hechos, exculpando a su mujer y su hermana», llegando a cortar la declaración y a pedir negociar con la Fiscalía «algo que le beneficiara».
Otro de los agentes ha destacado su impresión de que la «obsesión» de Santiago del Valle por Mari Luz «ya le había entrado» antes de que sucedieran los hechos, y ello debido a que pasaba horas en la ventana viendo como los niños iban al colegio o se matriculó para estudiar en el mismo centro al que acudía ella, llegando incluso a acudir a la entrada y salida de los alumnos después de que fuera expulsado.
Asimismo, ha indicado que su tesis es que Santiago del Valle «no era un asesino» sino que la desgraciada muerte de la niña se produjo por el entorno social, ya que hay antecedentes de episodios parecidos en los que siendo sorprendido deja ir a la niña, lo que ocurre es que en este caso «se le representó en el ambiente social y local con las connotaciones que le podía suponer dejar ir a la niña en ese momento».
Con respecto a Rosa del Valle ha precisado que «sentía que tenía cierta contradicción», y considera que «se vio abocada a hacer algo porque se encontraba en el momento y en una situación muy concreta, aunque en su foro interno ella quería que esto terminara».
Por su parte, otro de los agentes que han testificado ha indicado que Isabel García contó a la Policía en Cuenca que «su marido era el asesino» de la niña, a pesar de que en su declaración en la vista oral inculpara de todo lo sucedido a su cuñada, exculpando a su marido.
Ha precisado que ésta insistía en el «nerviosismo» de su marido, al que tenía miedo, y en que él le advirtió de que «si había mucho alboroto en el barrio porque una niña había desaparecido que se mantuviera al margen».
Esta tarde, un inspector de la Brigada de la Policía Científica de Sevilla que participó en el registro e inspección de estos lugares, ha puntualizado que «en el piso, la escalera y el semisótano dio resultado negativo en cuanto a la búsqueda de resto orgánicos», al igual que la de sangre, realizada mediante las técnicas del luminol y la bencidina.
Tan sólo, ha precisado, se halló un «lazo blanco de unos veinte o treinta centímetros» que colgaba del pasamanos de la escalera y algunas cortinas, que parecían sábanas y prendas de niño en el semisótano. Este agentes también ha descartado que se hallara algún tipo de resto de sangre en el vehículo de Rosa del Valle.
El juicio se continuará mañana con el testimonio de doce agentes de la Policía Científica que analizaron las muestras extraídas en distintos lugares y momentos de la investigación.