Los cuatro presuntos miembros de un comando «legal» de ETA detenidos el pasado martes en Vizcaya han admitido en sus declaraciones ante la Guardia Civil su participación en dieciséis atentados, incluidos los que costaron la vida al policía Eduardo Puelles y al brigada del Ejército Luis Conde de la Cruz.
Así lo han confirmado a Efe fuentes de la lucha antiterrorista, que han señalado que todas las acciones reconocidas por los detenidos fueron cometidas en los últimos años en la provincia de Vizcaya o en territorios limítrofes.
Se trata de tres atentados con coches-bomba en Burgos, Logroño y Santoña (Cantabria) -en el que murió Conde-, otros tres atentados con bombas-lapa en Bilbao -entre ellos el de Puelles-, así como seis bombas que causaron solo daños materiales en Juzgados, un edificio de la Seguridad Social, dependencias del INEM y varios repetidores.
Completan la lista de atentados en los que los etarras han admitido su participación por el momento la colocación de cuatro artefactos de menor potencia en carreteras del País Vasco, Cantabria y Navarra en marzo de 2006, día en el que Batasuna había convocado una huelga general en Euskadi.
Según las mismas fuentes, el comando que integraban Íñigo Zapirain Romano, Beatriz Etxebarria Caballero, Daniel Pastor Alonso y Lorena López Díez, recibía el nombre de «Otazua», en homenaje al terrorista de ETA Arkaitz Otazua, muerto en un enfrentamiento con el Ertzaintza en el Alto de Herrera (Álava) el 14 de septiembre de 2003.
Los etarras detenidos ocultaban entre una bajera de Galdakao (Vizcaya) y el domicilio que ocupaban dos de ellos unos doscientos kilos de explosivo, varias armas y material para la fabricación de bombas-lapa.
Éste último fue el método utilizado para asesinar al inspector Puelles en Arrigorriaga (Vizcaya), en el primer atentado mortal cometido por ETA tras la llegada a la presidencia del Gobierno vasco del socialista Patxi López.
El segundo asesinato en el que los detenidos han confesado su participación fue el del brigada del Ejército de Tierra Luis Conde de la Cruz el 22 de
septiembre de 2008 en Santoña (Cantabria), muerto por la explosión de un coche-bomba. Los etarras usaron el mismo método para atentar contra el cuartel de la Guardia Civil de Burgos el 29 de julio de 2009, tal y como habían intentado dos años antes, el 9 de septiembre de 2007, cuando colocaron un coche-bomba frente a la sede de la Delegación de Defensa en Logroño, que no explotó por un fallo en el cordón detonante.
Además de para asesinar a Eduardo Puelles, los miembros del comando «Otazua» han confesado que utilizaron otras dos bombas-lapa en Bilbao. La primera de ellas adosada al vehículo de Gabriel Giner, escolta de un concejal del PSE-EE en Galdakano, quien resultó herido en octubre de 2007; y la segunda, una que no llegó a explotar y que habían colocado en septiembre de 2008 en el coche de un agente de policía.
Cuando sean puestos a disposición judicial, previsiblemente este próximo fin de semana, los detenidos prestarán declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska.
Información de un juez
El comando de ‘legales’ de ETA desarticulado el pasado martes en Vizcaya había recopilado información sobre un juez y un agente de la Ertzaintza, entre otros objetivos para posibles atentados futuros, han confirmado a Efe fuentes de la lucha antiterrorista.
Entre la documentación incautada a los cuatro miembros del comando «Otazua» detenidos el pasado martes por la Guardia Civil, los agentes han hallado datos sobre varios objetivos concretos, aunque los investigadores trabajan con la hipótesis de que la información no estaba actualizada y se había recogido años atrás.
No obstante, las fuentes han indicado que el ‘comando’ estaba listo para actuar en cuanto lo ordenase la dirección de ETA, por lo que la detención de estos cuatro etarras ha frustrado atentados de la banda en un futuro.