En pleno caos por la catástrofe de Japón, la Embajada española ha demostrado no perder la calma. Varios expatriados que querían escapar a España explican que nuestra delegación diplomática ha mantenido una actitud pasiva, desesperante en algunos casos. Como el de una familia madrileña que vive en Osaka, compuesta por una pareja y siete niños de corta edad.
La intención de esta familia era volver a España cuanto antes, pero les faltaba un único documento: el pasaporte del más pequeño, de menos de un año de edad. Cuando pidieron ayuda a la Embajada, la respuesta fue que acudieran a Tokyo a hacerle el pasaporte. Normal, si no fuera porque desplazar a siete niños y sus padres por un país arrasado por un gran terremoto, cientos de réplicas del mismo, un tsunami y en alerta nuclear es harto difícil.
La familia solicitó que le enviaran el documento escaneado y por email, para así poder volar desde Osaka.
Mientras la Embajada se lo piensa, la familia se ha quedado sin vuelos a España y ya solo les queda la posibilidad de acogerse a la evacuación que parece que ofrece el Gobierno. Eso sí, el bebé sigue sin pasaporte.