El Gobierno ha mostrado este lunes su voluntad de jugar un papel importante en los procesos de cambio que se han iniciado en el Magreb y en Oriente Medio, y ha insistido en que el anhelo de democracia de los ciudadanos de estos países puede materializarse, aunque lleve su tiempo lograrlo. Las ministras de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, y de Defensa, Carme Chacón, mantienen este lunes una reunión con diecinueve embajadores de España en estos países y otros tres en misiones especiales para analizar las revueltas en la región.
Al inicio de este encuentro, y en una intervención abierta a los medios de comunicación, Trinidad Jiménez ha subrayado que España ha estado desde el inicio de este proceso en primera línea al ser de los primeros países en apoyar las revueltas pacíficas en Túnez y Egipto, y también en reclamar la intervención en Libia para defender a la población civil de los ataques de Muamar el Gadafi.
En el caso libio, Jiménez ha subrayado que «sólo puede haber una solución política al conflicto» de ese país y ha recordado que España va a enviar a un representante diplomático a Bengasi para tratar con el Consejo Nacional de Transición Libio, al que reconoce como «interlocutor válido».
Chacón, por su parte, ha recordado que mañana pedirá al Congreso de los Diputados no sólo la prórroga de la presencia española en la intervención internacional en Libia, sino también el permiso para participar, con los mismos medios, en las misiones humanitarias que auspicie la ONU y decidan la OTAN o la UE.
La ministra de Defensa ha insistido en el «firme compromiso» de España con la seguridad en el Mediterráneo, razón por la que está llamada, ha dicho, a jugar un «papel importante» en estos procesos. «El éxito va a depender de que seamos capaces de acompañar a estos países en el proceso que inician» y de «aportar experiencia», ha señalado la titular de Defensa, quien ha advertido de que el «futuro distinto» al que aspiran estos países «también presenta riesgos, no nos engañemos».
Ante los citados embajadores, los altos cargos de Defensa y Exteriores, y otros asistentes como el ex jefe de la diplomacia de la UE Javier Solana, Trinidad Jiménez ha señalado que «las legítimas aspiraciones» de las sociedades de estos países persiguen un modelo que funciona «exitosamente» en otras regiones, y también puede funcionar en ésta.
«A costa de su propia vida», ha dicho la titular de Exteriores, los ciudadanos de estos países han demostrado que «no hay una singularidad árabe» y que «no hay por qué hacer ninguna excepción» en la defensa de sus derechos y en el apoyo a una transición democrática». «Lo que nos une es más de lo que nos separa», ha añadido Jiménez, que ha asegurado que el Gobierno quiere para los ciudadanos de estos países «lo mismo que para nosotros»: un marco de libertades y derechos que permita su desarrollo y una prosperidad económica que garantice su dignidad.
Carme Chacón ha advertido de que el Mediterráneo es la zona en la que se van a producir «los principales riesgos a afrontar para nuestra seguridad» y por eso «España puede y debe contribuir a que sea un espacio de paz y seguridad, desarrollo y democracia», que «nunca fue incompatible» en estos países. Trinidad Jiménez ofrecerá esta tarde las conclusiones de esta reunión.